No me pegues, mamá

FECHA

No me pegues, mamá, porque soy pequeño y estoy aprendiendo

No me pegues, mamá, sé que te pones nerviosa cuando no hago lo que esperas de mí, pero aprendo de tu ejemplo y pegándome solo me enseñas que gana el que tiene más fuerza

No me pegues, mamá, porque te quiero y no me gusta ver el modelo de que cuando alguien te quiere te trata así

No me pegues, mamá, porque educar no es fácil y sé que te esfuerzas pero pegándome sólo veo que la forma de enseñar-aprender es a base de golpes

No me pegues, mamá, porque a nadie más le pegas salvo a mí aunque hayas tenido un día complicado en el trabajo y con mil cosas más, solo me tratas así a mí, siendo, por cierto, la persona a la que más quieres de todos

No me pegues, mamá, porque me quieres y te quiero y esta relación basada en el amor y la confianza tenemos que cuidarla

No me pegues, mamá, trátame como te gusta que te traten a ti y yo le daré al mundo mi mejor versión

No me pegues, mamá

Este texto lo publiqué anoche en Instagram y Facebook y, en cuestión de minutos, estaba siendo compartido y comentado. Gracias, de corazón, por todo. Puedes verlo en Instagram aquí mismo

Fue un texto que me salió de dentro, de las entrañas. Viví un momento en el parque que me tuvo revuelta durante toda la tarde y, al llegar a casa, mientras los niños se bañaban y reían (y se salía el agua) escribí para canalizar mis sentimientos. 

Esta vez escribí desde la perspectiva del niño. Muchos me acusan de posicionarme siempre a favor de los niños y creo que no es un comentario justo ni acertado, porque sé lo difícil que es ser madre. 

Tengo hijos que se llevan poco tiempo y con los que paso muchas, muchas horas. Sé que la vida que llevamos es estresante en ocasiones. Sé que los niños no siempre tienen los mejores recursos para pedir las cosas, para solucionar conflictos o para gestionar momentos o emociones que sientes. 

Ser padre o madre no es fácil

Sí, lo sé. Sé que ser madre (y padre) no es sencillo. Sé que la “sociedad” (no me gusta mucho usar el término sociedad porque creo que la sociedad somos todos y algo tendremos que decir/hacer) nos marca unos cánones en la maternidad y paternidad que no son sencillos de cumplir… ¡pues no los cumplamos!

Si nos angustia tener que estar perfectas tras dar a luz, con el labio pintado cuando vamos a llevar a los niños al cole o con la sonrisa perfecta en el parque, ¡no lo hagamos! 

Es nuestra crianza y debemos ser nuestra mejor versión como madres y padres. No la versión del personaje de moda que, por cierto, si le va bien y es feliz, ¡genial! Bravo por ella y bravo por él. 

Pero, al final, muchas familias con las que trabajo se ven agobiadas porque vemos fotos en las revistas o en redes sociales de casa perfectas, madres perfectas que llevan una vida “aparentemente” normal, feliz, sin agobios… y así, es normal frustrarse. 

Además, tenemos una mochila personal de vivencias y experiencias, una carga histórica en la que parece lícito que podamos pegar a nuestros hijos para enseñarles cosas o corregir su comportamiento. 

Los niños están aprendiendo y tienen mucho tiempo para perfeccionar una habilidad social. 

Si no se nos ocurre pegar a un niño que está aprendiendo a montar en bici, ¿por qué nos parece justificable pegar a un niño que no pide el juguete a otro niño por la fuerza?

Los dos están aprendiendo y, sin embargo, lo que nos duele es que los demás piensen que no estamos educando a nuestros hijos, que les estamos dando un ejemplo horrible o Dios sabe qué se nos pasa por la cabeza en ese momento, pero nos duele más nuestro ego por pensar que otros puedan pensar que somos malos padres para nuestros hijos. 

Pero esa no es forma de corregir, de verdad. 

Demos ejemplo y mostremos cómo se hacen las cosas, expliquemos, disculpémonos con ellos cuando sea necesario porque también nos equivocamos y es justo pedir perdón. No los humillemos con miradas, gestos, amenazas, gritos o castigos que no tienen sentido ni razón. 

Un niño que se porta mal es un niño desalentado

Rudolf Dreikurs

Un mal comportamiento es la forma que tiene el niño de mostrar la solución a un problema que no estamos viendo. A veces viene por no entender que es un comportamiento propio de la edad y que todo pasará, créeme. 

En otras ocasiones es falta de lenguaje verbal, falta de motivación, estrés, no saber cómo gestionar ese reto… 

No es sencillo criar a un hijo, pero pegar no es la solución. 

Motivos para no pegar a un niño (ni a nadie)

Hay una larga lista de motivos para no pegar a un niño:

  • Porque los Derechos del Niño y los Derechos Humanos protegen a los menores (y mayores) de la violencia
  • Porque no educa
  • Porque crea distancia, separación, rompe la confianza
  • Porque no es ético ni moral ni justo
  • Porque luego te arrepientes
  • Porque no sirve para que aprenda sobre su conducta
  • Porque aprenden que ganan los que más fuerza tienen
  • Porque aprenden que cuando algo no te gusta, lo que tienes que hacerle a la otra persona es pegarle
  • Porque baja su autoestima
  • Porque crea una relación entre el amor y la violencia que no es buena (quien BIEN te quiere te hará REÍR)
  • Porque… 
  • Porque…
  • Porque… 

¿Quieres más motivos? Porque es tu hijo y lo quieres más que a nadie ni a nada en este mundo. Porque, aunque en este momento estés muy muy enfadada y pensando en huir al Caribe, sabes que no puedes vivir sin él, que si le pasara algo una parte de ti moriría en ese camino… 

Busca tu motivo, si lo necesitas, y cuando estés tentada a dar un “cachete pedagógico” recuerda que la leche se recoge, que las tazas se reponen, que los niños dejarán de decir mil quinientas ochenta y tres veces “mamá” en menos de dos minutos, que aprenderán a gestionar las peleas entre hermanos, que se pondrán las zapatillas solos antes de lo que crees, que ese juguete que hoy es un conflicto mañana estará olvidado, que harán deberes (o no) y aprenderán los mapas de los ríos de España… Que un día dejarán de ser piratas de salón como dice Jose Luis Perales

Si te apetece participar mañana en el Taller Online de Educar sin Gritos ni Castigos, te espero mañana a las 10:30 hora Madrid. Es necesario apuntarse porque hay poquitas plazas y estoy segura de que nos vendrá bien a todos hablar un ratito y ver que otra forma de educar es posible. 

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Y si necesitas una asesoría individualizada en el que veamos tu caso concreto de forma privada, puedes conseguir tu sesión a continuación

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Un abrazo y gracias por estar aquí, 

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Elisa Molina

Experta en Educación Humanizada. Maestra, coach de familia y experta en Altas Capacidades. Conferenciante y ponente internacional. Autora del libro "Educar en Calma", ed. Teconté; y los cuentos "Con un susurro basta" y "Cerebro de monito", ed. Carambuco. Fundadora de Educar en Calma. ¿Cómo quieres que te recuerden tus hijos?
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