Rutinas en vacaciones: ¿y ahora qué hacemos?

FECHA

Han empezado las vacaciones para muchos niños, pero ni todas las familias son iguales ni todas tienen doce semanas para estar con los niños.

La conciliación es complicada, lo sabemos todos, y ahora, en vacaciones, es cuando peor podemos cuadrar agendas si los niños se dejan llevar por el caos, por eso me gustaría abordar este tema desde el respeto y la empatía hacia todo tipo de hogares y opciones familiares.

La rutina se ve afectada en muchas ocasiones

Sí, en muchas casas la rutina se vuelve un poco más caótica debido a la falta de horarios de los niños.

Si estos ya no acuden a ningún campamento en el que haya un horario que cumplir y tienen a padres o abuelos, los niños tienden a seguir sus ritmos más naturales, durmiendo siestas más largas tras la comida y acostándose más tarde que durante el curso escolar.

¿Esto es malo? Dependerá de si la familia se ve resentida o no por esto. Si en la familia no hay problema de que los niños lleven un ritmo diferente y todo el núcleo está feliz, pues no hay problema.

Si alguno de los progenitores aún trabaja, entiendo que tendrán que hablar para cuadrar los descansos y que todos se encuentren bien.

¿Y los niños que acuden a campamentos?

Los niños que acuden a campamentos urbanos o deportivos mantendrán, más o menos, cierto orden de descansos y comida para llevar ese ritmo de actividad.

Es verdad que las actividades no exigen la concentración del colegio, pero físicamente siempre desgastan mucho con los juegos y actividades que hacen.

Si a eso le añadimos la piscina, el sueño por la noche está casi garantizado.

Cuando todos estamos de vacaciones

A menudo me escribís para consultarme si es mejor mantener la rutina durante las vacaciones o ser flexibles con ellos y siempre os contesto igual: no hay fórmulas mágicas, la vida consiste en vivirla y disfrutarla.

Es verdad que si todos estamos de vacaciones tendemos a comer un poco más tarde, a dormir siesta, a cambiar algún hábito (el baño o la ducha se puede cambiar) y no pasa nada. Disfrutamos de un periodo de descanso, sin prisas, evitando en la medida de lo posible el estrés y permitiéndonos a todos disfrutar de momentos de calidad.

Como padres, si consideramos que es mejor que los niños mantengan el horario de dormirse a las 20.30 horas, ya sabremos que a las 07.00 horas estarán despiertos como todo el curso escolar. Si a nosotros no nos plantea ningún problema, es una opción tan buena como cualquier otra.

Pero, si, por el contrario, pensamos que no pasa nada porque durante las vacaciones los niños se acuesten más tarde y duerman siesta, merienden más tarde y estén jugando por la noche en el parque, nuevamente sigue siendo una opción familiar más.

Gestionando el tiempo con niños

Para que los niños sepan qué esperamos de ellos es necesario que sepan cómo vamos a funcionar como familia, así que puede ser una buena idea hacer un calendario con ellos marcando los días que nos iremos a la playa o a casa de los abuelos, los días que tenemos cumple o el día que hemos quedado para ir a la piscina de nuestro amigo Juan.

Además, podemos hacer una rutina diaria que les sirva como base para saber aprovechar el día y tener tiempo para leer, pintar, jugar y divertirse.

El reparto de tareas puede ser una actividad muy interesante que se puede hacer desde que los niños son muy pequeños, favoreciendo su autonomía y su sentimiento de pertenencia a la familia.

Cosas como poner la mesa, poner el lavavajillas o la comida a la mascota serán actividades sencillas con las que aporte a nuestra comunidad familiar.

Conclusión

Cada familia es diferente y tiene circunstancias e ideas preconcebidas sobre cómo debe ser la educación de sus hijos y la adquisición de las rutinas.

Evidentemente no pasa nada por cambiar horarios, al igual que cambiamos durante unos días de lugar de residencia para disfrutar de la playa, la montaña o los abuelos y a nadie se le olvida cuál es su casa.

Lo único que puede pasar es que, a la vuelta, estemos unos días con sensación de cansancio que, quizá ajustándolo el día de antes, se pueda compensar sin grandes esfuerzos, pero con la cabeza y el corazón llenos de momentos de disfrute en familia.

Hagáis lo que hagáis, disfrutad. El verano es una estación que nos permite pasar mucho tiempo en la calle, en la piscina, en la playa, en contacto con la naturaleza y con más niños y padres. Nos permite sentir la brisa y disfrutar de “no tener obligaciones”, al menos, unos días.

Espero que os haya gustado. Atrévete a compartir tu #veranoeducarencalma y muéstranos cómo disfrutas tú de esta maravillosa estación

Un abrazo y gracias por estar ahí,

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Elisa Molina

Experta en Educación Humanizada. Maestra, coach de familia y experta en Altas Capacidades. Conferenciante y ponente internacional. Autora del libro "Educar en Calma", ed. Teconté; y los cuentos "Con un susurro basta" y "Cerebro de monito", ed. Carambuco. Fundadora de Educar en Calma. ¿Cómo quieres que te recuerden tus hijos?
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