desconexión hijos
¿Qué podemos hacer si nos desconectamos de nuestros hijos?

FECHA

La conexión entre los miembros de una familia es fundamental para que todo fluya en armonía y conseguir mantener una buena relación con nuestros hijos y no menos importante, nuestra pareja.

Hoy en día, tenemos mucha información al alcance de un clic, multitud de tips y recursos con los que educar a nuestros hijos desde el respeto, logrando mantener la calma cuando las cosas se ponen un poquito más complicadas, lo tienes todo controlado, pero…

Puede que un día te veas luchando para conseguir que tu hijo se meta en la bañera, termine de comerse la cena, recoja los juguetes o deje de pelearse con su hermano… y además, tienes una discusión con tu pareja porque no querías darle a tu hijo la tablet que te estaba pidiendo a gritos y tu marido se la ha dado -para que se calle un ratito-.

Estoy segura que si no todas, alguna de estas situaciones las has vivido en más de una ocasión. De repente, sin saber muy bien por qué, todos estáis un poquito más irritables y parece que la bonita conexión entre vosotros es cosa del pasado. ¿Y ahora qué hacemos?

Todos necesitamos sentirnos seres importantes

Es algo habitual en cualquier relación, es más, nos suele ocurrir muy a menudo con nuestras parejas. Cuando nos enamoramos, ¿quién pone algún problema a la hora de decidir dónde vamos a cenar hoy o qué película vamos a ver en el cine? 

Lo que nos importa es pasar tiempo en compañía de nuestra pareja. Esa persona con la que sientes una conexión muy profunda, con quien sientes seguridad, cariño, protección, y en definitiva, para quien sientes que eres importante.

-Tú no buscas portarte mal, hacer algo que le incomode, ni piensas en cómo puedes actuar para molestar a tu pareja,          nuestros hijos tampoco-

Los problemas aparecen en el momento en el que nos vamos desconectando e interpretamos las cosas de una forma -que seguramente no sea la real- pero es como nosotros lo sentimos.

Empezamos a tener un sistema de creencias distinto. En nuestra mente aparecen pensamientos del tipo “igual es que ya no soy tan importante”, “¿será que no me quiere igual que antes?”, y empezamos a tomar decisiones que probablemente no sean las más adecuadas, porque seguramente la realidad sea mucho más sencilla de lo que nos imaginamos.

Entonces, ¿cómo podemos reconectar con la vida?

Lo primero es sentirte bien contigo misma, cuidarte, escucharte, quererte. Es fundamental que dejes de hablarte cómo lo haces al no conseguir llegar a todo, deja de culparte. Somos muy duras con nosotras mismas, estoy segura que a una amiga jamás le dirías las cosas que te dices a ti misma, ¿verdad?

-Tienes que esforzarte por ver las cosas buenas que hay en ti, dejar de centrarte en tus defectos-

Pues con nuestros hijos nos ocurre algo muy parecido. Si sacaramos una estadística del tiempo que un niño se está portando bien, están felices y estamos disfrutando junto a ellos, el porcentaje sería de un 85%, sin embargo, ponemos el foco en el 15% del tiempo que “se portan mal”.

La clave de todo: LA CONSCIENCIA

En nuestras decisiones sobre cómo nos relacionamos con nuestros hijos, sus emociones, sentimientos, pensamientos y autoestima, se van a ver afectados.

Tenemos que reflexionar y ser conscientes de cómo queremos educar a nuestros hijos y qué relación queremos tener con ellos.

-Hay muchas formas de educar, muchos caminos, pero no todos nos llevan al mismo puerto-

Es fundamental que cuidemos la forma de comunicarnos con nuestros hijos, los mensajes que les lanzamos ante las diferentes situaciones y retos que les presenta la vida.

No es lo mismo empoderar a un niño, que transmitirle que no es capaz de hacer nada sin tu ayuda. Tenemos que conseguir transmitir el mensaje de “creo que eres capaz y si no, yo estaré aquí”.

Dejarles espacio para hacer, para equivocarse, pero que tengan la seguridad de que tienen un sitio donde volver si algo no sale bien. Que sepan que nos importan, que confiamos en ellos, y que si la decisión que toman no es la adecuada, buscaremos una solución, siempre juntos.

Céntrate en las fortalezas

Céntrate en las cosas que sí saben hacer, no podemos educar en las debilidades. Trabajando sobre las fortalezas, somos más capaces de afrontar las cosas que no sabemos si podremos hacer y nos crean inseguridades.

Al cambiar el lenguaje nuestro sistema de creencias se ve afectado, siendo capaces de afrontar los retos con una actitud diferente.

-Todo está interrelacionado y al final, todo parte de cómo lo estamos haciendo en familia-

Esto también nos tiene que hacer querer cambiar esa mirada, seguimos mirando con ese boli rojo para tachar, seguimos mirando el error, el se porta mal pero… ¿y cuándo se porta bien?

Hablemos más de dinosaurios

En general, los adultos hablamos mucho de nosotros, de nuestra experiencia, de cuando fuimos niños… Vamos a intentar hablar un poquito menos y oír más, interesarnos por las cosas que les gustan a nuestros hijos, y si les gustan los dinosaurios, ¡hablemos de dinosaurios!

Tenemos que ceder, porque nosotros sí hemos sido niños, sabemos que necesitábamos sentirnos escuchados. Intentemos cambiar ese “otra vez dinosaurios” por “sabes un montón sobre dinosaurios”.

En muchas ocasiones pensamos que no tenemos temas de conversación con nuestros hijos, sobre todo en la adolescencia, no sabemos de qué hablar y es más sencillo de lo que nos imaginamos: de lo que les interese.

Métete en su mundo, no esperes a que sean ellos los que conecten con nuestras necesidades, los que adivinen nuestras preocupaciones, y sobre todo, no te excuses en esas preocupaciones para dejar de ver las suyas.

Tu hijo tiene sus propios pensamientos y preocupaciones, para él lo importante es que un amigo en el patio le ha dicho que no quiere jugar con él, y si tu le dices “hijo eso es una tontería, juega con otro”, no lo estás valorando igual, pensará que no lo entiendes, así que la próxima vez, no te contará lo que le ocurre.

Cuando hablamos de conexión, hablamos de muchas cosas. De pasar tiempo, de conocernos, de empatizar, de respetar que su realidad es la que le importa y para él o ella, es lo más importante.

Recuerda que a veces no quieren que les demos la razón o que les solucionemos la vida, simplemente quieren ser tenidos en cuenta.

Hasta aquí el artículo de hoy, espero que estas reflexiones te alienten a cuidarte un poquito más cada día, a cuidar la comunicación y la relación con tus hijos y con tu pareja. Teniendo en cuenta estos pequeños detalles, será mucho más fácil no perder la conexión entre los miembros de la familia.

¿Qué te ha parecido este artículo? ¿Te animas a aplicar estos consejos? ¿Te resulta difícil hablar de dinosaurios con tus hijos? Déjame tu experiencia y opinión en los comentarios, me encantará leerte.

Un abrazo y gracias por estar aquí,

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Elisa Molina

Experta en Educación Humanizada. Maestra, coach de familia y experta en Altas Capacidades. Conferenciante y ponente internacional. Autora del libro "Educar en Calma", ed. Teconté; y los cuentos "Con un susurro basta" y "Cerebro de monito", ed. Carambuco. Fundadora de Educar en Calma. ¿Cómo quieres que te recuerden tus hijos?
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