La navidad está a la vuelta de la esquina. Una época que nos resulta muy difícil de gestionar sin caer en el consumismo, sobre todo si tenemos niños en casa.
Además, este año gracias a las noticias con las que nos llevan bombardeando algunas semanas sobre la escasez de recursos, la posibilidad de que falten unidades de esos juguetes tan deseados por nuestros hijos y la sugerencia de que adelantemos las compras navideñas, estamos afrontando estas fechas con más estrés del necesario.
¿Te has parado a pensar realmente qué ocurriría si alguno de esos juguetes no pueden estar bajo el árbol estas navidades? ¿Realmente nuestros hijos necesitan tanto?
Estoy segura que si aún no has hecho algunas compras en previsión a que no te falte nada en navidad, tienes el carrito de amazon cargado esperando al Black Friday y si estás consiguiendo resistirte a las compras, hay algo en tu interior que te dice que vas tarde, -a 23 de noviembre-.
Por este motivo escribo hoy este post, me gustaría que antes de entrar en esa vorágine de compras compulsivas nos paremos a reflexionar un poco, como siempre hacemos, juntas y con un café o infusión calentita en la mano, para que seas capaz de afrontar las compras de este año desde la calma, con coherencia y sin caer en el pozo del consumismo.
Para empezar me gustaría hacerte una pregunta…
¿Estás siendo un buen ejemplo para tus hijos?
No quiero hacerte sentir culpable. En esta sociedad en la que vivimos es muy complicado resistirse y no caer en las compras impulsivas y compulsivas.
Lo hacemos con la mejor de nuestras intenciones, lo sé. Pero quizás estás actuando desde tu niño interior, desde esa frustración que sentía cuando los Reyes Magos no te dejaban bajo el árbol eso que tanto deseaste año tras año o quizás estás intentando compensar la falta de tiempo de calidad con tus hijos por la vida tan ajetreada que llevamos.
Da igual el motivo, lo que tenemos que tener claro es que si queremos que nuestros hijos no se conviertan en niños consumistas y que valores lo que ya tienen, tenemos que predicar con el ejemplo.
-Nuestros hijos no necesitan tantas cosas como nosotros los adultos nos empeñamos en que tengan-.
Debemos ser su guía ya que, al igual que nosotros, están expuestos a publicidad a diario que les hace desear muchas cosas, y nosotros como padres, tenemos la responsabilidad de enseñarles a gestionar esa frustración, que no todo lo pueden tener y que aprendan a valorar el esfuerzo, tiempo, dinero y todo el valor que hay detrás de cada regalo.
Recuerda que los primeros agentes educativos de los niños somos los padres, y esa es la raíz de un niño consumista. Si quieres educar en el consumo responsable es importante que te esfuerces por hacer bien las cosas delante de tus hijos.
Valora lo que ya tienes, lo que realmente necesitas, lo que deseas con todas tus fuerzas, y por supuesto, no compres en exceso y de forma compulsiva.
Observar al niño antes de comprar un regalo es fundamental
Tras mis años como madre -que ya son unos cuantos- puedo decir con total seguridad que si quieres acertar con un regalo, debes observar al niño.
¿Cuántas veces has decidido comprar un juguete por lo que a ti te gustaba de pequeño? ¿O quizás porque lo deseabas y nunca llegó? Y te encuentras la sorpresa de que el niño no le hace ni caso.
Tenemos miedo a que nuestros hijos no valoren los juguetes, y hay una parte en la que nosotros como padres podemos contribuir en esa valoración, observando cuáles son sus deseos, sus necesidades y lo más importante, respetarlas.
Puedes regalarle a tu hija el mejor maletín de maquillaje del mercado que si ella está centrada en los dinosaurios, no le prestará ninguna atención.
Pensarás que es una desagradecida y que eso os pasa por regalarle tantas cosas… pero probablemente el problema radica en que no le interesa en este momento, y eso le aburre, le frustra e incluso provoca que no juegue con eso que con tanta ilusión le hemos regalado.
-Es importante que regalemos a los niños en función de las edades que tienen, de sus necesidades,
y sobre todo, de lo que quieren-.
Sobre juegos, juguetes y la locura de la navidad hablamos hace un tiempo en un episodio del podcast Educar en Calma con Sheila, de la Chata Merengüela, por lo que si te apetece aprender un poquito más sobre la importancia del juego, juguetes por edades, cuál elegir y qué podemos ofrecer según las diferentes etapas infantiles, no te puedes perder este episodio.
A continuación te dejo el enlace para que puedas escucharlo. Desde Podimo han lanzado una oferta limitada para los suscriptores del Podcast Educar en Calma, con la que tienes tres meses de suscripción por el precio de uno, tres meses a un precio simbólico, para que puedas empezar a disfrutar de todo el gran contenido de valor que actualmente hay en la plataforma, pudiendo cancelar cuando quieras, sin compromiso.
¿Cuál es el número de regalos óptimo para nuestros hijos?
El consumismo es una de las mayores preocupaciones de las familias. No queremos educar en el consumismo a nuestros hijos, no queremos que sientan que no hay límites, que todo llega y que pueden tenerlo todo con tan solo desearlo.
Pero a la vez queremos lo mejor para nuestros hijos y a veces, a pesar de nuestra buena intención, podemos equivocarnos porque al final… ¿cuántos juguetes encuentran bajo el árbol para Papá Noel y los Reyes Magos?
No hay normas fijas, hay tantos tipos de familia como familias hay en el mundo, cada una con sus límites, normas y tradiciones, pero creo que es importante ser conscientes y que no se nos vaya de las manos.
Todos tenemos hijos, sobrinos, nietos, hijos de amigos… y queremos tener un detalle con cada uno de ellos, lo que provoca que al final nos juntemos con una gran cantidad de regalos que los niños no son capaces de gestionar.
Desde hace unos años se habla mucho por redes sociales de la regla de los cuatro regalos, que consiste en que cada uno de los miembros de la familia -niños y adultos- deberían recibir cuatro regalos.
ALGO PARA VESTIR – ALGO QUE NECESITE – ALGO QUE DESEE – ALGO PARA LEER
Mi opinión es que esta visión es muy correcta y que aunque no hay que ser tan rígido porque cada familia tendrá una situación distinta, es un buen punto de partida para centrarnos y orientarnos a la hora de regalar a nuestros hijos.
Yo añadiría a esta regla de los cuatro regalos un quinto que sería regalar una experiencia. El regalar experiencias y tiempo en familia es algo que nos viene muy bien siempre, a todos.
Un teatro, una excursión, una tarde de cine, una excursión, un día en un parque de atracciones… Hay muchísimos planes con los que podemos disfrutar en familia y que al final, son los momentos que quedan grabados en el corazón.
Y también es posible dejarlos bajo el árbol en forma de entradas, cartel, tarjeta o dibujo, ¡deja volar tu creatividad!
No todos los regalos tienen que ser materiales. Estamos muy acostumbrados a tener que comprar algo para que abra y eso al final deja de hacer ilusión, pasará a ser un regalo más que se perderá entre la multitud.
Sin embargo esos momentos especiales con nuestros seres queridos están llenos de valores, no nos dejemos llevar por el consumismo, hay muchas cosas chulas que podemos regalar en navidad.
-No es más rico el que más tiene, si no el que menos necesita-.
Y al final nuestros pequeños lo que verdaderamente necesitan y desean es disfrutar de tiempo junto a nosotros.
Es una época maravillosa para disfrutar con ellos, para mirar a través de sus ojos llenos de ilusión, contagiarnos de su magia y aprovechar ese tiempo compartido en familia cargado de valor y de amor.
La Navidad gira en torno al nacimiento de un niño, algo que nos hace mucha ilusión a todos. De ahí viene la tradición de regalar, pero debemos reflexionar un poco sobre el consumo responsable, sobre qué regalamos, cuánto regalamos y cómo lo hacemos.
Podemos conseguir que los niños se sientan regalados, sentidos, queridos y que perciban todos esos valores que hay tras esos paquetes que encontrarán bajo el árbol.
¿Te animas a intentarlo? ¿Cómo afrontas esta navidad para evitar caer en el consumismo? Me interesa mucho conocer tu opinión y esos consejos que puedas compartir con la comunidad para conseguir disfrutar de una navidad sin consumismo, porque… ¡Sí se puede!
Un abrazo y gracias por estar aquí,
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