Peleas entre hermanos

FECHA

Las peleas entre hermanos son una de las cosas que más preocupan a los padres y es lógico. Digo que es lógico porque los padres que tienen varios hijos imaginan que sus hijos estarán juntos, jugarán y disfrutarán juntos.

Sin embargo, la parte de las peleas entre hermanos no es fácil de lidiar.

¿Son normales las peleas entre hermanos?

En la vida diaria lo normal es que no estemos de acuerdo al 100% con todo lo que piensen el resto de las personas de nuestro alrededor. Y, de cierta manera, peleamos con el resto de personas intentando exponer nuestra opción como la válida.

Los hermanos, además de hermanos son personas que conviven y pasan juntas un número elevado de horas y ratos por lo que, no es difícil, que el roce haga el cariño y también que cree tensiones.

Por supuesto, estas tensiones pueden terminar en discusiones para intentar conseguir ese juguete que los dos quieren, poner la película que cada uno ha elegido o aquello que, ese momento, ha hecho saltar todas las alarmas.

Por lo tanto, las peleas entre hermanos son normales, no significan que nuestros hijos no se quieran. Hay que pensar que pasan mucho tiempo juntos y las tensiones siempre son mayores. También es cierto que debemos entender esta normalidad siempre que no lleguen a las manos, algo que siempre deberíamos parar y no permitir.

¿Por qué se pelean los hermanos?

En muchas ocasiones se pelean porque no saben resolver sus conflictos de otra manera y, es razonable pensar que los niños aprenden por imitación, pero seamos sinceros, ¿nos peleamos los padres en presencia de nuestros hijos?

En general tendemos a debatir nuestras diferencias de pareja fuera del alcance de la vista de nuestros hijos, por lo que estamos privando a nuestros hijos de ver cómo se resuelven las cosas lejos de la violencia física o verbal.

¿Cómo gestionar las peleas entre hermanos? ¿Debemos intervenir en las peleas de nuestros hijos?

Cuando son muy pequeños, es normal que el cerebro de los niños se destape y la parte más primitiva tome el control, de forma que suelen sacar sus instintos de supervivencia como si se les fuera la vida en ello. Así que ese juguete por el que discuten merecerá que salga su lado más “animal”.

Personalmente, cuando son muy pequeños, recomiendo estar presentes y ayudarles a gestionar su raciocinio y las emociones porque no saben cómo hacerlo, necesitan aprender y nuestra orientación y presencia hará que podamos llegar a acuerdos satisfactorios para todos.

Cuando son más mayores no recomiendo intervenir salvo que la cosa se esté poniendo muy fea. ¿Por qué? Porque si intervenimos nuestros hijos esperaran que siempre actuemos como jueces y tomemos nosotros la decisión final. Además, si intervenimos privaremos a nuestros hijos de usar su abanico de herramientas para resolver los conflictos.

Si finalmente la cosa se tuerce y llegan a las manos sí deberemos intervenir y ser muy firmes en este asunto: la violencia no debe, nunca, bajo ningún concepto, ser la forma en la que resuelvan sus asuntos.

Nuestra tarea como padres es garantizar que nuestros hijos estén a salvo y, si llegan a pegarse o insultarse, deberemos explicarles que eso en nuestra casa no lo vamos a permitir, que los invitamos a relajarse, a tomarse un vaso de agua, un baño relajante, escuchar su música favorita, leer un cuento o salir a tomar aire fresco para hacer que su cerebro se integre nuevamente y, cuando ambos estén listo, podrán retomar la negociación y llegar a acuerdos que satisfagan a ambas partes.

¿Y qué se aprende de las peleas? ¿Tiene algo positivo que se peleen?

Sí, hay cosas positivas de las peleas entre hermanos, aunque a primera vista puedan parecen difíciles de gestionar y resolver.

Los niños, si no llegan a las manos, aprenden cosas importantes para la vida como saber que hay diferentes puntos de vista en los conflictos. Cada uno tiene sus razones para pensar de una forma u otra. A menudo, a través de los debates, aprendemos a mirar con otros ojos.

Aprenden a negociar, a llegar a acuerdos, a ceder, a empatizar, a analizar otros puntos de vista… estas habilidades de vida no se aprenden en los libros, se aprenden viviendo y entrenando cada día. Por ello, podemos mirar las discusiones entre hermanos como oportunidades para que aprendan y crezcan como personas.

Consejos para evitar peleas entre hermanos ¿Hay algo que podamos hacer los padres para que nuestros hijos se peleen menos?

Hay varias cosas que podemos hacer los padres, aunque siempre tenemos que tener presente que los roces y diferencias estarán ahí. Pero, en general, hay cosas interesantes de que tengamos en mente como padres y educadores:

  1. No comparar a los hijos. Cada uno es único y especial. La rivalidad se acentúa con las comparaciones, así trata a cada hijo como se merece.
  2. Hacer actividades juntos sin rivalidad ayuda a mejorar la convivencia entre ellos. Elige juegos cooperativos o actividades como cocinar, hacer puzles, salir al campo…
  3. Los momentos del día en los que más aparecen las discusiones y tensiones suelen ser cuando tienen necesidades básicas sin cubrir (sueño o hambre, fundamentalmente). Siempre que podamos anticiparnos, será mejor para todos. Y si lo que necesitan es atención, deberemos atender esta necesidad. A menudo solo pelean para que les digamos algo, consigan nuestra atención y les abracemos, por ejemplo.
  4. Amadlos mucho y demostrárselo diariamente. Pasar ratos a solas con cada uno de ellos, que se sientan especiales. Cuando una persona tiene su autoconcepto alto (conoce sus talentos y sabe sacarles partido) no necesita pelear con nadie, acepta sus diferencias y explota sus aptitudes.
  5. Si la situación es muy muy compleja para vuestro bienestar familiar y todo lo que has intentado no ha funcionado, te recomiendo hacer una reunión familiar con todos los miembros de la familia, para que todos os impliquéis. De esta forma, se podrá hablar con los niños del malestar que se ha generado en vuestra casa y llegar a acuerdos para intentar resolver las cosas de otra manera, reduciendo los conflictos y sabiendo qué ocurrirá si la cosa continua así.

Anotad vuestras intervenciones y los acuerdos a los que llegáis. Recordad esta reunión siempre que lo necesitéis, tomad decisiones, ejecutadlas, probad ideas nuevas, que los niños aporten cosas, que sean agentes activos y se comprometan.

Espero que este artículo os sirva para tener una visión más ampliada de las peleas, aprendáis a ver en qué posición os vais a situar y cuándo vais a actuar.

Un abrazo y gracias por estar ahí,

Si lo prefieres ahora puedes escuchar este post en mi podcast:

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Elisa Molina

Experta en Educación Humanizada. Maestra, coach de familia y experta en Altas Capacidades. Conferenciante y ponente internacional. Autora del libro "Educar en Calma", ed. Teconté; y los cuentos "Con un susurro basta" y "Cerebro de monito", ed. Carambuco. Fundadora de Educar en Calma. ¿Cómo quieres que te recuerden tus hijos?
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