La infancia necesita conocer, aprender, escuela, socializar, hacer amigos, separarse de las madres…
Y digo yo, ¿qué necesita la infancia? ¿Nos hemos parado a pensar y a sentir, con la cabeza y el corazón, que es lo que realmente necesita la infancia?
Porque lo que tengo claro es que hay muchas cosas que la infancia no necesita. No necesita tablets, ni móviles, ni tiktok. No necesita ordenadores, clases de extraescolares ni que les digamos todo el tiempo, todo el rato lo que tienen que hacer.
La infancia necesita presencia. Presencia de la buena, de la rica, de la que nutre. Esa que viene envuelta en abrazos, apertura y tiempo. Observación, caricias y amor incondicional.
La infancia necesita ser y necesita estar. Y necesita que la acompañemos. Desde las aulas y desde los hogares, con miradas, atención y disposición. Porque fuera de las pantallas y las miles de distracciones que tenemos, los pequeños nos necesitan…
Y sé que la sociedad ha cambiado, la vida ha cambiado y los ritmos y necesidades de los adultos han cambiado. No digo que sea fácil, digo que merecerá la pena. Por ello y para ellos. Por nosotras y para nosotras. Al final de nuestros días no nos vamos a arrepentir de las horas que no estuvimos mirando el scroll infinito de instagram… quizá sí lo hagamos del poco tiempo que les dedicamos a nuestros hijos.
Si con esta reflexión tan visceral te ayudo a saber quiénes son tu prioridad y a elegirlos, habrá merecido la pena.
Un abrazo y gracias por estar aquí,
Foto de Luemen Rutkowski en Unsplash