Estas Navidad ni carbón ni chantajes ni amenazas por las notas escolares

FECHA

Ahora si que sí, querida familia, la Navidad está a nada y andamos todos como pollo sin cabeza con festivales, regalos y preparaciones varias para cenas, comidas y reuniones con familiares y amigos. Y, por supuesto, están llegando a casa las notas del trimestre.

En estas reuniones es más que habitual que sigamos preguntando por las notas de los niños, que evaluemos si han trabajado y si se han esforzado meramente mirando unas cantidades que, casi siempre, se alejan de lo que son realmente nuestros hijos. 

Así que en el artículo de hoy reflexionamos largo y tendido sobre las notas escolares para que la época de la Navidad no pierda la magia por el boletín de notas. 

Antes de comenzar el análisis, unos básicos

Las notas escolares no definen a nuestros hijos. 

Se basan en conocimientos y en puntuaciones que se han ido evaluando a lo largo del trimestre a través de diferentes pruebas y actitudes en el aula. 

Los docentes -y creedme que lo sé de buena tinta- se esfuerzan mucho por poner una nota justa poniendo en valor mucho más que el examen, pero existen leyes, objetivos y pruebas que se alejan de la realidad que viven muchos niños y niñas en nuestro país. 

El rendimiento académico no siempre va de la mano del aprendizaje. Es decir, hay muchas personas que rinden académicamente hablando y que realmente solo tienen una buena memoria para retener a corto plazo y poner en el examen lo que viene en el libro, sin haber entendido nada. Y sin ser capaces de mantener lo aprendido en el tiempo. ¿Cuántos por aquí no aprobaríamos un examen de 5º de primaria, por ejemplo?

Además, hay neurodivergencias que no siempre son vistas y atendidas en el aula de manera adecuada, bien por falta de recursos personales, económicos o técnicos. Y no estoy hablando de necesidades educativas que ya están evaluadas y que cuentan con apoyos. Hablo de muchos niños y niñas que no son evaluados, por ejemplo, de altas capacidades -si hablamos de dobles excepcionalidades ya los porcentajes de evaluación son mínimos- y que también necesitarían contar con apoyos y atención específica. Y aquí tenemos a muchísimas personas expertas en el tema trabajando sin descanso para desterrar mitos relacionados con la ACI (Alta Capacidad Intelectual) -por ejemplo, que no siempre va de la mano de una excelencia académica para no ser señalados, por aburrimiento ante la repetición o la falta de estímulos-. 

En un mundo en el que todo está categorizado y es evaluado con notas, prueba evidente del grado de competitividad que tenemos, tengo que decirte que al ser humano le gusta aprender y que no todos aprendemos de todo a la vez. Los ritmos que no se ajustan a los intereses y motivaciones de los niños y las  niñas, unidos a formas de enseñar-aprender muchas veces muy repetitivas y cíclicas, hacen que las tasas de fracaso escolar vayan en aumento. Y nosotros, como padres, podemos marcar la diferencia en cada trimestre escolar. Así que vamos a ello.

Cuando traen “buenas notas”

¿Tu hijo ha traído “buenas notas”? ¡Enhorabuena! El esfuerzo tiene su recompensa y espero y deseo que pueda tener unas vacaciones de Navidad libres de Elfos que vigilan, chantajes por su comportamiento y por su rendimiento académico. 

En realidad el párrafo anterior no es del todo cierto. No siempre el esfuerzo tiene su recompensa y no sería la primera vez que una persona suspende o fracasa a pesar de poner mucho esfuerzo y entusiasmo. No obstante, en una cultura en la que cada vez se valora menos el esfuerzo creo que es importante que nosotros como padres lo pongamos en valor. 

A medida que los cursos escolares avanzan, la dificultad es mayor y los niños deberán dedicar más tiempo a comprender, analizar y manejar más conceptos, habilidades y destrezas para que el aprendizaje sea significativo y útil.

Qué podemos hacer si traen buenas notas

Si los resultados académicos han sido buenos, vamos a intentar ser objetivos sin convertirnos en madres o padres de hielo. 

Me explico: vamos a felicitar a nuestro hijo por esos resultados y vamos a analizar, con él o con ella, cómo se siente, su nivel de satisfacción con el esfuerzo empleado y la dedicación. Si siente que hay algo en lo que podría haber mejorado o si siente que ha dedicado mucho tiempo en algo y podría ser más eficaz, quizá organizándose mejor, estableciendo unas rutinas o realizando actividades en grupo, grabándose la voz para comprobar si se lo sabe, etc. 

Trabajar la motivación interna, saber cómo se siente, va a ser fundamental para que se sienta reforzado por él mismo. Y es ahí donde deberíamos poner el foco. 

A fin de cuentas, el protagonista real del aprendizaje escolar es nuestro hijo. Y no deberíamos evaluar ni poner el foco en nosotros en esto. Así que las frases del tipo “qué listo eres”, “me siento orgulloso de ti”, “qué bien lo haces todo” y demás… tenemos que eliminarlas. 

Porque cuando ponemos este tipo de frases, los niños interpretan que son válidos, valiosos y dignos de ser tenidos en cuenta y pertenecientes cuando sacan buenos resultados. Lo cual, pensandolo bien, habrás llegado a la conclusión de que no es cierto. 

No conozco a muchas familias -aunque alguna me viene a la mente- que hayan desheredado a sus hijos por no estudiar alguna cosa o por no tener carrera, fuera del disgusto inicial. Disgusto, por cierto, basado en que tus hijos no cumplan con tus expectativas, lo cual es un fallo del adulto que ha pensado que tiene hijos para que consigan lo que ellos no pudieron o no quisieron conseguir o lo tienen pero los hijos no quieren continuar -y es que la felicidad y el propósito de vida de cada uno es eso, de cada uno-.

Cuando traen “malas notas”

¿Tu hijo ha traído “malas notas”? Pues aquí tenemos que hacer una parada y analizar largo y tendido qué puede estar pasando. Porque no, tu hijo o hija no es vago y las notas no siempre son el reflejo del esfuerzo. Como te decía un poco más arriba, a veces el esfuerzo no viene acompañado de triunfos ni recompensas y eso también hay que enseñarlo. Sobre todo en la infancia. 

Y no, no consiste en una visión pesimista. Es una visión realista de la vida. En la que nos caemos en muchas ocasiones y es normal sentir tristeza, rabia, irá, desilusión e incluso falta de ganas de intentarlo de nuevo… y debemos levantarnos y volver a ello. La resiliencia forma parte del ser humano, así que recuerda que esta capacidad humana está ahí. 

Las malas notas se pueden deber a muchas cosas: 

  • Falta de comprensión
  • Falta de destrezas
  • Aburrimiento
  • Falta de motivación
  • Maduración
  • Desarrollo cerebral

Hay muchos motivos para que nuestros hijos saquen malas notas. Lo fácil es quedarnos en la superficie y abordarlo desde ahí con comparaciones, gritos, castigos, amenazas, chantajes, etc.

Sin embargo, esto no va a hacer que se solucione ningún problema y es por eso que debemos profundizar en qué está pasando con nuestro hijo y hacerlo con él o con ella. 

Qué podemos hacer si traer “malas notas”

Mi recomendación aquí es que analicemos qué ha pasado durante el trimestre, qué asignatura ha sido la más complicada, qué necesita para sacarla adelante (puede ser más tiempo, puede ser apoyo de un profesor particular o academia, puede ser que haya sido algo puntual de un examen cuyo valor ha hecho que la media caiga hasta hacer que suspenda-), y que confiemos en nuestros hijos. 

Si necesitan apoyo, confío que se lo daremos. Si necesitan atención, también. Pero si lo que realmente necesitan es que confiemos en ellos, en sus capacidades y la bola se ha hecho demasiado grande, igual tenemos que dar un par de pasos para atrás, trabajar la capacidad e ir alentando el camino. 

Te pongo un ejemplo: 

Si nuestro hijo tiene problemas con las divisiones puede que se deba a que no entiende el concepto de dividir. Pero también podría ser porque las multiplicaciones, las restas o las sumas no las domina perfectamente. Pues vayamos al inicio, trabajemos sus fortalezas, anclemos sus conocimientos bajando la dificultad y reforzando lo que sí sabe hacer, para ir, paso a paso, progresando en dificultad pero con confianza. 

Recuerda que el error es una forma de aprender, de probarnos, de mejorar y de crecer. Y sí, conozco padres y madres que piensan que si sus hijos suspenden una asignatura van a ser un fracaso en sus estudios y nada más lejos de la realidad. 

Siempre os cuento que tuve un compañero en el colegio y el instituto que siempre iba en notas bastante raspado. Sin embargo, tenía claro que quería ser ingeniero mecánico. Y lo consiguió. Además, a curso por año. Actualmente trabaja fuera de España, cobra un salario maravilloso que le permitirá no tener hipoteca en unos 5 años,… Posiblemente, si hubiera hecho caso a las voces que anunciaban que no llegaría a nada se hubiera quedado ahí, pero está donde está porque contaba con amor propio, confianza y unos padres que sabían que llegaría donde quisiera llegar. Y ahí está. 

Así que no pongamos el suspenso como una catástrofe. A veces ocurre. A veces hay personas que repiten curso para lograr tener una madurez diferente en el siguiente curso escolar… e incluso las personas que no tienen carrera universitaria pueden ser cultos e inteligentes.

A modo resumen

No olvides trasmitir a tu hijo que es mucho más que una nota, que lo quieres cuando saca 5, 3 y 10, que lo más importante es dedicar tiempo a las cosas, entenderlas, aprender, disfrutar adquiriendo conocimientos y, sobre todo, sé tú también ese modelo que sigue formándose, aprendiendo y disfrutando. Recuerda que la capacidad de asombro, la curiosidad y las ganas de aprender están ahí siempre; y es más fácil para ellos tener un entorno de estudio si en casa mantenemos ciertas dinámicas educativas. 

Espero que esta Navidad la pregunta de las notas no aparezca en casa. Si no, siempre puedes enviar este artículo a familiares y amigos. Porque no, los Reyes Magos o Papá Noel pasarán por casa siempre, porque los ayudantes de la Navidad buscan que nuestros hijos se sientan, sobre todo, queridos. 

Felices fiestas

Un abrazo y gracias por estar aquí,

Foto de Alicia Slough en Unsplash

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