rutinas no funcionan y qué hacer para solucionarlo
3 razones por las que las rutinas no te funcionan y qué puedes hacer para solucionarlo

FECHA

Estás cansada o cansado de oír hablar sobre rutinas, tanto a profesionales como a mamás y papás, rutinas milagrosas que cambian por completo el ambiente familiar y consiguen que los niños (todos los días) estén dormidos a las 20:05, sin excepciones, y, por supuesto, ¡les va fenomenal!

Rutinas que en más de una ocasión (y de dos) has intentado llevar a la práctica a través de tablas, fotos, listas, carteles… Incluso compraste un panel súper chulo en una tienda especializada en crianza respetuosa, precioso, pero ahí está cogiendo polvo. 

A esto hay que añadirle que, en los periodos vacacionales, nos toca echar un poquito más el freno y, queramos o no, las pocas rutinas que tenemos, desaparecen como por arte de magia, por lo que acabamos con niños nerviosos, estresados, irascibles, irritables y nosotros… igual o peor que ellos.

No estamos en ningún campamento militar ni es mi intención crearlo en ningún hogar, pero sí es cierto que debemos ser realistas y reconocer que el ser humano es rutinario por naturaleza y tanto niños como adultos, necesitamos orden, estructura y unos buenos hábitos para tener seguridad, un mapa de ruta que poder seguir sin que  nos repitan las cosas mil veces (que para nadie es agradable), tranquilidad y un buen ambiente familiar en el que todos nos sentimos parte importante y colaboramos de mil amores.

Así que de este post no te prometo que vayas a salir con la fórmula mágica con la que vas a conseguir que tus hijos se acuesten a las 20:05, pero sí te voy a ayudar a reconocer esos errores, en ocasiones, pequeños matices que marcan la diferencia a la hora de establecer rutinas con niños y lo más importante, que nos funcionen.

1. Nuestros hijos no pueden leernos la mente

En muchas ocasiones pensamos que tenemos una rutina muy bien establecida (porque todos los días al llegar del parque nos vamos a la ducha) y nada más lejos de la realidad, solo está en nuestra cabeza.

Así que tenemos que partir de la base de que nuestros hijos no pueden leernos la mente y por lo tanto, es muy común que no sepan lo que esperamos de ellos en cada momento, puede que necesiten un poquito más de tiempo para interiorizar una rutina o que la hayan olvidado tras las vacaciones.

Algo normal, seguro que tú tienes alarmas y recordatorios en google calendar, el móvil, tu agenda física… ¡o en todos a la vez!

Tomémoslo con calma y no exijamos a los más pequeños cosas que ni nosotros mismos podemos cumplir sin un poquito de ayuda, pero en vez de estar repitiéndonos como un papagayo, es más factible poner a su alcance alguna de las versiones de la tan famosa tabla de rutinas, con fotos, dibujos o listas, dependiendo de la edad de nuestros peques que les sirva de guía y les oriente sobre qué toca en cada momento.

2. Todo con los niños pero sin los niños, no funciona.

Una premisa que debemos tener en nuestra mente siempre, también a la hora de establecer rutinas en nuestra familia.

Porque a nadie nos gusta que nos impongan las cosas “porque sí”, sin tener en cuenta nuestras preferencias o necesidades, sin entender el porqué de cada cosa, ¿verdad?

Elaboremos juntos la tabla de rutinas de nuestro hogar, la que mejor se adapte a todos los miembros de la familia y nos funcione, porque al igual que no hay dos niños iguales, ¡tampoco familias! Y quizá a mí me funcione la rutina de baño, cena, cuento y a dormir y a tu hijo el baño en vez de relajarle, lo active o tras la cena acabe para volver a meterlo en la bañera y os venga mejor hacerlo de otra forma, y también está bien.

Disfrutemos de ese ratito en familia elaborando las rutinas, que los niños se sientan escuchados, tenidos en cuenta, valorados y si tras poner una rutina, esta no funciona, no pasa nada, se modifica, pero que ellos también se den cuenta por sí mismos de por qué es mejor hacer las cosas de una forma u de otra.

Además, es importante que estén adaptadas a su edad, porque si los niños no las entienden o no se sienten identificados, no van a mostrarse colaborativos a la hora de ponerlas en práctica o incluso, puede que no sepan cómo hacerlo.

3. Las rutinas no se pueden utilizar como método de control

Los niños son más inteligentes de lo que pensamos y captan al vuelo nuestras intenciones, ya tengan dos años o sean adolescentes.

Por ese motivo, es fundamental que las rutinas estén equilibradas, sean coherentes, razonables, con un porqué que ellos entiendan y le anime a colaborar, porque unas buenas rutinas también nos ayudan a convertirnos en personas organizadas.

Las rutinas van mucho más allá, no debemos quedarnos en que los peques se vayan a dormir, vamos a bajarlas a tierra, a pensar las necesidades reales que tenemos en nuestra familia y cómo las queremos instaurar.

Si queremos ayudar, acompañar y satisfacer esas necesidades de forma respetuosa, a través de las rutinas lo vamos a conseguir, si vamos a utilizar las rutinas como métodos de control para nuestros pequeños, no va a funcionar, porque las cosas impuestas desde fuera pueden funcionar a corto plazo, pero a largo plazo tendrán el efecto contrario.

¿Cómo afecta la falta de rutinas a la familia?

La falta de rutinas nos conduce al caos, a mezclar unas necesidades con otras, a la falta de tiempo, irritabilidad, nervios, perdemos el foco y las prioridades, vamos “apagando fuegos” en nuestro hogar, sin estructura ni orden.

Para los adultos genera mucho estrés, se nos acumulan las tareas, sentimos que no llegamos a todo, que llega la hora de dormir y aún ni se han duchado, acabamos repitiendo mil veces las cosas y en cada una de ellas, vamos aumentando el tono de voz, malas caras, malas respuestas…

Y, por supuesto, al finalizar el día aparece el sentimiento de culpa, de qué mala madre soy, cómo he podido decirle eso, cómo he podido perder así los nervios con lo pequeñito que es, si solo quería que le leyese otro cuento…

Además, nuestra relación de pareja se resiente con esta situación, porque esas malas caras, malas contestaciones, gritos y nervios, también se los decimos a nuestra pareja, apareciendo los reproches, desconectándonos y creándose un clima de malestar entre ambos miembros de la relación. 

Por no hablar de la falta de tiempo en pareja, esa gran olvidada, la relegada al último lugar. Con unas buenas rutinas gracias a las que los niños se van a la cama a una hora razonable, podemos disfrutar de un ratito juntos, da igual que sea una hora o media, pero ese momento, pudiendo mirárnos a los ojos, reencontrarnos con esa persona de la que nos enamoramos, recargar pilas con un abrazo o un ratito de charla y una infusión calentita, es un tesoro, ¿no crees?

Primeros pasos…

Para introducir a un niño en el mundo de la seguridad, los límites y el conocimiento de su entorno, es recomendable instaurar los buenos hábitos y rutinas desde que son bebés, ¡pero nunca es tarde para empezar!

Despacito y con buena letra. Empecemos por reflexionar y pensar qué queremos trabajar con ellos en primer lugar, en qué nos interesa poner el foco, esa parte del día que se nos hace bola, ya sea la rutina de mañana para ir al cole, la de noche o la rutina de la semana porque empieza las extraescolares o por turnos de trabajo unos días va a estar con mamá y otros con papá, el momento que necesitéis, en ese proceso es en el que te tienes que centrar.

Y sentémonos con nuestros hijos a dar forma a ese plan de acción que nos va a acompañar a lo largo de todos los días, escuchándo, valorando sus aportaciones y necesidades como hemos comentado antes y, por supuesto, si algo no funciona siempre se puede modificar hasta que consigamos que funcione como los engranajes de un reloj.

Es importante que seamos realistas con nuestra situación familiar, que fluyamos con la vida, sin expectativas, sin estrés, con la calma de que si un día a causa de un imprevisto o porque nos apetezca quedarnos un poquito más en el parque o disfrutando de un paseo, no vamos a perder todo lo que hayamos ido construyendo, y porque en periodos vacacionales nos relajemos un poquito, tampoco. 

La infancia se cuece a fuego lento, es muy importante acompañar a nuestros hijos en todos sus aprendizajes, es la única forma de que vayan dando pasitos con seguridad y un buen desarrollo emocional y también nos merecemos disfrutar de todos esos momentos junto a ellos sin presiones.

Unas rutinas coherentes son necesarias en todos los hogares, darán seguridad a tus hijos, una estructura que les diga qué esperamos de ellos, qué cosas van a hacer antes y después, una hoja de ruta que a todos nos ayuda a mantener la calma en nuestro día a día. 

No se trata de hacer mucho, sino de hacerlo bien.

Así que para ayudarte en la vuelta a las rutinas y que consigas establecer ¡al fin! buenos hábitos de forma respetuosa, tienes a tu disposición el taller online «Cómo hacer rutinas que funcionen para los niños» en el que te doy todas las claves, desde mi experiencia personal altamente probada tras 5 maravillosos hijos y mi experiencia profesional acompañando a familias, para que consigas establecer buenos hábitos y rutinas en casa, y lo mejor de todo, disfrutar del proceso.

Tras este taller vas a ser capaz de instaurar rutinas de forma respetuosa en tu hogar, atendiendo a las necesidades de tus hijos y las tuyas propias, creando un equilibrio emocional que beneficiará a todos los miembros de la familia”.

Las rutinas sanas, y flexibles, nos proporcionan seguridad, organización, estructura y equilibrio emocional, unos beneficios que nos ayudan a gestionar mucho mejor nuestras emociones, a niños y adultos.

En el siguiente enlace puedes descargar una lámina en la que te detallo las principales diferencias entre un hogar con rutinas (de las buenas) y uno sin rutinas, para que puedas comprobar por ti misma que un hogar en calma es posible, y lo tienes al alcance de tu mano.

Hasta aquí el artículo de hoy, espero que te haya gustado, inspirado y alentado a empezar a implementar esos pequeño cambios que harán que las rutinas en tu hogar empiecen a ser efectivas. Si te apetece, déjame en comentarios si te ven reflejad@ en algunas de las situaciones, si estabas cometiendo alguno de estos errores o si notáis mucha diferencia en vuestro hogar cuando lleváis unas rutinas y cuando no, ¡me encantará leerte!

 

 

Un abrazo y gracias por estar aquí,

Foto de Keren Fedida en Unsplash

Si deseas implementar la educación humanizada con tus hijos, reserva tu llamada sin compromiso

El primer paso lo das tú

Comienza aquí con la Educación Humanizada