¿Qué dice la ciencia sobre el uso de tablets y pantallas en los niños?

FECHA

Este es uno de los post que escribo con más ganas y con más prudencia de todos los que llevo escritos porque es, sin duda, uno de los artículos en los que más me cuesta posicionarme, porque supone que personas muy cercanas a mí se puedan ver atacadas, cuando concretamente no pretendo atacar a nadie, sino poner de manifiesto aquellos datos objetivos que nos aporta la ciencia sobre el uso de tablets y pantallas.

Soy consciente de que vivimos en un mundo digital y no hay vuelta atrás. Soy consciente de que en todas las casas –o, al menos, en casi todas- hay una televisión, un móvil, un ordenador, una tablet, etc. Sé que los niños nos ven con estos aparatos tecnológicos desde que nacen y, sin embargo, son muchos los padres, cuidadores y educadores que decidimos pensar si realmente el uso de estos dispositivos es beneficioso o no para los pequeños. Porque, seamos realistas: hace veinte años nuestros padres no tenían el problema de la era digital, por lo que somos la primera generación de adultos que tenemos en nuestras manos estas dudas.

Hace solo seis años, en 2010, Steve Jobs, fundador de Apple, presentó el iPad, la tableta que se introduciría en nuestras casas y nuestras vidas, para lo bueno y para lo malo. Él, en ese momento, lo tenía claro; comenzaba una guerra en los hogares con los niños como protagonistas del enfrentamiento. ¿Por qué? Porque los dispositivos móviles y las pantallas nos gustan a todos, nos entretienen y nos llevan por diversos caminos del ocio: música, internet, vídeos, lectura, pintura…

Pero, ¿deben los niños estar con tablets o pantallas?

La ciencia -los más de 40 estudios que se han hecho hasta ahora sobre este tema- coinciden en afirmar que los menores de 2 años no deberían estar expuestos a pantallas nunca, bajo ningún concepto. ¿Por qué? Porque su cerebro se desarrolla rápidamente en los primeros años y, sin duda, el nivel de desarrollo mejora enormemente al lado de personas que de pantallas.

¿Y a partir de los 2 años?

Pues los estudios nos dicen que los pequeños no deberían pasar más de media hora al día frente a un dispositivo electrónico y siempre bajo la supervisión de los padres o cuidadores, que serán los responsables del contenido que vean.

A partir de los 7 años, comienzan a alargar el periodo de exposición, recomendando máximo una hora; siempre con los padres y nunca en las comidas, momento que se reservaría para la conversación y el diálogo entre padres e hijos.

Entre los 12 y los 15 años pasaríamos a hora y media, teniendo especial cuidado con las redes sociales y dejaríamos el periodo de 2 horas a partir de los 16 años y nunca en la habitación.

Las aplicaciones llamadas educativas no siempre lo son y por eso, como padres, cuidadores o educadores, debemos estar supervisando su contenido antes de ofrecérselo a los niños. Recordemos que hay millones de opciones para hacer con los niños antes de dejarles con una tablet o un móvil a su antojo.

Por otro lado, los efectos negativos que todos los padres observamos cuando se les deja una pantalla a los niños, es que están más irascibles, hay que andar negociando más con ellos, concilian peor el sueño, están más alterados e, incluso, se observa que tienen comportamientos más agresivos. Los estudios amplían estos efectos negativos al explicarnos que los niños que pasan mucho tiempo con pantallas tienen más problemas de imagen corporal y autoconcepto, imágenes sexuales distorsionadas, incremento de la violencia y las conductas agresivas, obesidad o problemas nutricionales.

Hay que tener siempre en cuenta que los niños necesitan moverse, correr, saltar, jugar, disfrutar del aire y de la interacción con otros niños y adultos. En la medida en la que les damos estereotipos ya marcados con dibujos, con acciones ya hechas, dejamos poco paso a potenciar su creatividad e imaginación, entre otras cosas.

La mejor forma para que nuestros hijos no tengan adicción a este tipo de dispositivos es usarlos solo de forma puntual con ellos -y con nosotros mismos-, que, como siempre os digo, “somos modelos de buenas conductas”. Además, deberíamos de ser conscientes de todos los daños que puede causarles y tener nosotros, como adultos, un uso racional tanto con la televisión como con el resto de pantallas: no tenerlo de fondo, si nadie está viendo la televisión y ser selectivo a la hora de poner ciertos programas televisivos, si están los niños delante. ¡Ah! Y si ponemos los canales de “dibujos”, muy atentos al contenido; no siempre son lo que esperamos y podemos sorprendernos con las series y dibujos que emiten en horario infantil en esas cadenas específicas.

La información científica y los medios tecnológicos la tenemos a nuestro alcance, pero somos nosotros, como padres, quienes tenemos la responsabilidad última. Entiendo que en muchas ocasiones poner una serie o una película hace que los padres tengamos un ratito para hablar, para trabajar o para recoger la casa, pero pensemos también en cuidar su salud mental y su correcto desarrollo psicológico.

Por cierto, ya en 2010 Steve Jobs lo tenía claro: no dejaba que sus hijos usaran ni iPad, ni iPhone ni ordenadores, aunque fuera el fundador de Apple. ¿Curioso, verdad?

Un abrazo y gracias por estar ahí,

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