#UnCasoReal: el respeto hacia los demás se aprende desde pequeños

FECHA

Hace unos días, casualmente, llegó a mis manos un tweet en el que una joven contaba, son sus propias palabras, lo que le había pasado a su prima de 6 años en el colegio. Como el caso tiene que ver, sobre todo, con educación, lo traigo al blog para que reflexionemos sobre ello y nos demos cuenta de la importancia que tiene que todos estemos concienciados, como sociedad, de que hay cosas que no debemos permitir y que es fundamental que nos impliquemos en la educación de los niños, pues son nuestro presente y serán los hombres y mujeres del futuro.

Para poneros en antecedentes, le he pedido permiso a la chica que colgó el suceso, y voy a publicar los tweets de forma completa, pero voy a omitir aquellos tweets en los que ella hace un análisis del suceso, pues solo nos interesan los datos objetivos.

Os voy a contar lo que le ha pasado hoy a mi prima de 6 años en el cole, a ver si os parece normal.

Ella está en infantil de 5 años, y hoy, ha ido con una falda al colegio.

Me ha dicho que ha estado todo el tiempo pegada a la pared sujetándose la falda con otras compañeras porque los niños se las levantaban.

No han podido jugar ni nada porque si no los niños iban a levantarles las faldas para verles las bragas. Repito, niños de 5 años

Total, mi prima fue a decírselo a la seño ¿y qué hizo? Decir «Ay, ¡qué pesados!» y seguir a lo suyo.

Nada de reñir o de castigar. Lo único que hizo fue lamentarse, y enseñar a las niñas que eso es normal, porque los niños «son muy pesados»

Le he dicho que la próxima vez que un niño intente levantarle la falda, le pegue. ¿Sabéis lo que me ha dicho ella?

Me ha dicho que no, porque si le pega por levantarle la falda, el niño irá a la seño y la castigarán a ella.

Hemos llegado al punto de que una niña tiene miedo de defenderse porque si no la castigada será ELLA.

Y esto ocurre entre niños y niñas de 5 años. ¿Cómo será cuando tengan 16? ¿20? ¿30?

¿Si no enseñamos desde que son así de pequeños a respetarnos y a decirles que somos iguales cuándo lo vamos a hacer? ¿Cómo pensamos avanzar?

Después de leer la historia podemos imaginar la indignación de la chica que publica esta historia, de los padres cuando hayan escuchado esto de los labios de su niña y podemos pensar en el duro día que ha tenido que pasar esta niña solo por el hecho de llevar falta al colegio (cosa, por cierto, normal en muchos colegios concertados y privados que tienen uniforme).

En esta historia vemos cosas que pueden ser normales entre los niños y las niñas de 5-6 años (último curso de infantil): la curiosidad y las ganas de conocer y explorar el mundo que les rodea puede hacer que esos niños sientan “curiosidad” por ver qué ocurre cuándo se levanta la falta. Voy a pensar que no hay ningún indicio de abuso porque creo que solo son niños con una curiosidad normal para su edad.

Sin embargo, la actitud de la profesora ha sido pésima. Sí, lo siento, no puedo aplaudir un gesto así, aunque se trate de un profesional de la educación. No sé qué estaría haciendo, si era muy importante o de extrema urgencia, pero sí creo que cuando un niño o una niña nos manifiestan un problema, debemos estar presentes y ser “árbitros” que determinen si la situación es tolerable o no. La curiosidad es normal, pero la falta de respeto cuando la niña está manifestando que no quiere que le levanten la falda, ya sí es condenable. Y la actitud de la profesora no es defendible.

No se le puede decir a una niña “Ay, ¡qué pesados!” y seguir a lo nuestro. No digo que haya que chillar ni llamar a los padres ni castigarlos. Digo que hay que parar esa situación cuanto antes. Lo idóneo hubiera sido que la profesora, como responsable de lo que ocurre en un aula, hubiera estado pendiente de lo que pasaba antes de que la niña acudiera a buscar su ayuda. Si el suceso que mantenía a la niña acorralada ha sido durante el recreo, imagino que habría profesores que estarían cuidando el patio. Deben actuar. El patio también es un entorno educativo. Es un espacio en el que los niños juegan con mucha más libertad pero sigue habiendo normas y el respeto no puede faltar.

Los niños no son pesados ni las niñas tienen porqué aguantar ni miradas ni levantamientos de falda ni nada. Recordamos que tu libertad acaba donde comienza la mía y, a partir de esa línea, no hay que ceder a nada.

No quisiera que hubiera etiquetas ni hacia los niños ni hacia las niñas. El hecho de tener o no colita no da más o menos libertad o poder para actuar como queremos. Las bases de la convivencia, en cualquier caso, deben estar siempre claras y lo suyo es hablar con los niños, desde el primer momento, manteniendo la calma, con voz firme pero sin gritos. Si ella dice no, es no, y no tienes derecho a nada más. Esté quien esté y anime quien anime (el efecto “grupo”, a veces, hace presión en las personas). Se empatiza, se analiza la situación, se resuelve el conflicto y, en este caso, los chicos tienen claro su papel (que como grupo no pueden hacer eso ni apoyarlo) y ellas tienen una liberación para poder vestir como quieran (o como sus padres o madres las vistan, que también ocurre).

Una vez que ha pasado todo esto, yo como madre o padre acudiría al Centro Escolar para hablar del tema con la profesora, jefatura o dirección y exponer lo que ha pasado, esperando, por supuesto, que no se me diga aquello de “son cosas de niños”. Reconocer los errores es de sabios y, si el suceso ocurrió tal y como se publicó en Twitter, la profesora debería reconocer el “mea culpa” y hablar con la clase para exponer la gravedad de los hechos, por ser una falta de respeto hacia las libertades y derechos que tenemos todos.

Con los niños se suele trabajar en asambleas y no es difícil hacerles ver, a través del diálogo, cómo se sintió la niña, haciendo teatros, leyendo cuentos y volviendo a crear un clima de paz y tranquilidad. Hacer grupo implica no disgregar por cuestión de sexo, lo mejor es analizar la situación, que todos se impliquen con que no debemos consentir que otros hagan lo que no queremos y crear conciencia de la justicia, aunque ellos puedan ser tachados de chivatos por manifestar lo que les ocurre a ellos o a otros niños.

A partir de ahora voy a abrir un espacio para dudas y consultas que tengáis con casos reales y me comprometo a darles “solución” en el blog para que todos podamos aprender y reflexionar con ellos. Tenéis una pestaña arriba en la que pone “Contacta” con un formulario de contacto rápido, aunque también os habilito directamente el correo electrónico para que podáis escribirme contacta@educarencalma.com

Un abrazo y gracias por estar ahí

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Elisa Molina

Experta en Educación Humanizada. Maestra, coach de familia y experta en Altas Capacidades. Conferenciante y ponente internacional. Autora del libro "Educar en Calma", ed. Teconté; y los cuentos "Con un susurro basta" y "Cerebro de monito", ed. Carambuco. Fundadora de Educar en Calma. ¿Cómo quieres que te recuerden tus hijos?
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