¡Hola! ¿Qué tal? ¿Cómo estás?¿Cuánto hace de tu último baño relajante? ¿Cuándo fue la última vez que leíste una novela bajo los rayos del sol, con el único sonido de fondo de unos pajaritos? ¿Recuerdas aquel día que fuiste a la playa y te quedaste adormilada escuchando las olas del mar?
Es muy común en nuestro día a día dejar de lado nuestras necesidades y enfocarnos en las miles de obligaciones y tareas pendientes que llenan nuestras mochilas.
Seguro que más veces de las que te gustaría te ves a las 8 de la tarde, gritando como un basilisco a tu hijo o hija porque mientras cenaba, ha derramado un vaso de agua sobre la mesa.
Sabes que no lo ha hecho con mala intención, eres consciente de que es pequeño y al intentar hacer las cosas por sí mismo/a se le ha volcado, pero no eres capaz de controlar tu reacción.
Así que para rematar el día, esa noche te vas a la cama con un sentimiento de culpa revoloteando en la cabeza por no haber sido capaz de resolver la situación de otra forma, ¡con la de veces que has leído en libros y publicaciones cómo debemos actuar!
¿Te resulta familiar lo que acabo de exponer? ¿Quieres saber cómo puedes remediarlo?
Todo se basa en dos conceptos:
AUTO-CUIDADO Y AUTO-RESPETO
En una educación respetuosa para nuestros hijos el foco está en nosotros mismos, no podemos quitarle importancia a la necesidad de cuidarnos, conocernos mejor y sanar nuestras heridas interiores. No vamos a poder guiar y dirigir a nuestros hijos con dignidad y respeto si no tenemos todas nuestras necesidades cubiertas, tanto físicas como emocionales.
“Para poder educar en calma a tus hijos, primero debes cuidarte a ti misma.”
Después de todo esto que te acabo de contar, quiero proponerte un reto. No pierdes nada por intentarlo, ¿no?
Al igual que agendas las citas con el médico o las tareas que tienes pendientes, vas a reservar en tu agenda 10 minutos al día para ti, no voy a pedirte más tiempo para empezar.
¡Anótalo!, es igual de importante que cualquier otra cita, incluso más diría yo, esta cita es contigo misma.
Puede tratarse de cosas pequeñas como levantarte un poquito antes por las mañanas para desayunar tranquila, o leer algunas páginas de esa novela que tanto tiempo llevas queriendo empezar y nunca encuentras el momento.
Seguro que poco a poco vas estableciendo una rutina y quién sabe, al cabo de un tiempo, esos 10 minutos se convierten en una hora a la semana para hacer yoga o una quedada con tus amigas, sin niños. ¿Qué te parece?
Espero que este artículo sirva para abrirte los ojos y demostrarte que para darle a tus hijos la mejor versión de ti, primero tienes que cuidarte, mimarte y darle a tus necesidades, la importancia que se merecen.
Cuéntame en qué vas a invertir ese tiempo para ti, me encantará leerte y comprobar que tienes la intención de hacerlo.
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