La forma en la que creamos vida dentro de nosotras es algo maravilloso. Una experiencia que no puede explicarse con palabras y que solo entenderá realmente quien lo haya vivido en su propia piel.
Desde el momento en el que vemos las dos rayitas en el test de embarazo algo en nuestra cabeza y nuestro interior cambia -nunca mejor dicho-. Si ya has estado embarazada sabrás de lo que hablo, sobre todo durante el primer embarazo, te abstraes del mundo que te rodea, todo pierde importancia, solo te interesa informarte y cuidarte para así poder garantizar el bienestar de esa personita que crece dentro de ti.
Cuando tienes más de un hijo la cosa cambia, ya que además de esa cosita de tu interior, tienes una, dos o quizás más cositas revoloteando a tu alrededor, llamandote mamá y requiriendo tu atención cada 5 minutos, por lo que tu foco no consigue centrarse tanto en ese ser que tienes dentro hasta que, de vez en cuando, te da unas pataditas para recordarte que sigue ahí y cada día está más grande y fuerte.
Hace unos días subí un reels a Instagram que ha gustado mucho hablando del microquimerismo fetal, un fenómeno poco conocido que nos conecta de una forma mágica con nuestro bebé, así que para que puedas ampliar la información, profundizando un poquito más sobre el tema si te interesa, he escrito este post en el que voy a hablarte como educadora a la que este tema le apasiona.
¿Qué es el microquimerismo fetal?
Esta expresión da nombre al fenómeno por el cuál células del bebé pasan a través de la sangre al cuerpo de la madre y células de la madre pasan al bebé durante el embarazo, produciéndose la presencia de células que son genéticamente distintas a las del cuerpo en el que se encuentran.
Estas células se denominan células madre pluripotenciales y gracias a este hecho, algunas de estas células de la sangre del feto y la placenta, que pueden transformarse en cualquier tipo de célula, pasan a la madre, pudiendo reparar algunos tejidos y órganos al convertirse en las células que más necesite la mamá en ese momento.
Hay estudios que están investigando cómo estas células podrían ayudar a combatir y detener las células cancerosas e incluso prevenir la aparición de Alzheimer y otras enfermedades cerebrales.
Este proceso se da en ambos sentidos, por lo que las células de la madre pasan al feto y se acumulan también dentro de su cuerpecito.
El número de células que el bebé traspasa a la madre puede incrementarse según el embarazo va avanzando, aunque depende de cada mujer y embarazo, pero hay investigaciones que informan de que las células pueden permanecer en los órganos maternos por décadas.
El poder de regeneración es la clave
Este tipo de células aún no tienen definido el tipo en la que se convertirán, por lo que al llegar al organismo de la mamá pueden transformarse en la célula que más necesite en ese momento.
Además, tienen una gran capacidad de renovación y participan en la función regenerativa del cuerpo de la madre. De esta forma, estas células ayudan a la madre a mantener el estado óptimo de salud, asegurando el mejor estado de la madre durante el embarazo y así, también la salud del bebé.
Existen estudios que confirman la colaboración de estas células en la reparación del corazón de mamás con cardiopatías, ya que al analizar las células del corazón se observó que contenían el cromosoma Y exclusivo del varón, proviniendo del embarazo de un niño.
También hay estudios en los que se han encontrado estas células en otros órganos del cuerpo de las madres como el hígado, riñón o el cerebro. Por lo que hay líneas de investigación acerca de la posibilidad de que puedan ayudar a disminuir la probabilidad de sufrir Alzheimer y otras enfermedades cerebrales.
El sistema inmune podría verse beneficiado
Las últimas investigaciones hablan de que estas células también podrían ayudar a combatir las células cancerosas ya que una célula madre del bebé es reconocida por el sistema inmunitario como propia al compartir la mitad del código genético de la madre y a la vez como extraña al tener el código genético del padre.
Así que podría servir de entrenamiento al sistema inmunitario a la hora de detectar células parecidas pero con diferencias genéticas, como son las células cancerosas y detener el crecimiento de los tumores.
Es más, se ha advertido que hay más células procedentes del bebé durante el embarazo en la sangre de mujeres sanas que en la de mujeres que han sufrido cáncer de mama.
Aunque también se ha encontrado mayor número de estas células en mujeres con esclerosis múltiple que en aquellas que no tienen la enfermedad, lo que podría alertar de que el microquimerismo fetal puede provocar respuestas autoinmunes en algunos casos concretos.
El bebé también saca partido a este intercambio
Existen menos datos sobre cómo afecta este proceso en los niños, pero parece que las células que pasan de la madre al hijo también velan por su bienestar, ya que hay estudios en los que se ha comprobado que tratan de reparar tejido dañado en el páncreas de niños diabéticos.
Si hay algo claro es que los beneficios de estas células pueden llegar a ser maravillosos, ayudando a combatir enfermedades muy graves y que aún hoy en día en ocasiones, no tienen cura.
Una gran noticia y un poquito de aliento para esos investigadores que se esfuerzan a diario por encontrar nuevos tratamientos y métodos para combatirlas.
Hasta aquí el artículo de hoy, espero haber dado un poquito de luz a tus dudas sobre el microquimerismo fetal y esa conexión que tenemos con nuestros pequeños que nos hace estar conectados, estén donde estén nuestros hijos.
¿Qué te ha parecido este artículo? ¿Conocías esta información? Te invito a dejar en comentarios tu reflexión sobre el tema, estaré encantada de leerla.
Un abrazo y gracias por estar aquí,
Photo by Ignacio Campo on Unsplash
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