Reivindico el derecho de los niños y niñas a no tener un buen día

No es extraño que vivamos a diario situaciones que nos estresan o que nos causan malestar. Por ejemplo, la falta de descanso, el hambre o el estrés hacen que nuestro nivel de tolerancia con los demás y con nosotros mismos esté algo alterado y no nos encontremos “muy católicos”.