Los Reyes Magos, ¿cómo tratamos este tema?

FECHA

Faltan dos días para que vengan los Reyes Magos y, durante estos días, he recibido muchas consultas sobre cómo abordar este tema de fantasía, magia, ilusión, mentiras… cada uno tiene un punto de vista y, lógicamente, cada uno tiene una posición. Hoy os daré la mía y cómo lo gestionamos en casa.

Los Reyes Magos de mi vida

Lo primero que hice antes de ser madre es pensar en mis Navidades, en las de mi infancia, en cómo las viví y cómo las sentí. Recuerdo tener mucha ilusión con el tema de la llegada de los Reyes, recuerdo vivir esa noche con auténtica emoción y dormir poco forzando mis ojos a estar cerrados por miedo a que me descubrieran despierta y se marcharan sin dejarme los regalos. 

Recuerdo dormir esa noche con mi hermano, juntos, los dos con muchos nervios y con ganas de descubrir qué nos traerían este año. Recuerdo nervios, ilusión, magia… 

También recuerdo cuando en el colegio me dieron la noticia, no tendría más de siete u ocho años. Recuerdo el momento en el que se lo pregunté a mi madre y me dijo que sí. Recuerdo la sensación de traición, de mentira, de haberme tenido engañada por parte de las personas que más quería en el mundo. Recuerdo el sabor de la traición, el desengaño, sentirme como una “tonta” y con desconfianza ante mis propios padres. Si me habían engañado ante eso, ¿cuánto más no me habrían mentido?

Los Reyes Magos antes de ser madre

Siempre una es mejor madre cuando aún no lo es y no estás metida en esta vorágine de sentimientos y emociones que te invaden cuando tienes a un ser humano a tu cargo y la gran responsabilidad de darle raíces y alas. 

Yo, con mis vivencias personales, recuerdo hablar sobre el tema con mi marido y ver que no nos parecía mal todo el tema de los Reyes Magos salvo que nosotros tenemos ciertos temas de la parte religiosa a las que aún les damos vueltas y, por lo tanto, veíamos el tema cojeando en nuestras manos. Nos parecen mucho más coherentes las familias que se manifiestan abiertamente religiosas y profesan su fe no solo para el tema de la tradición de los Reyes Magos, sino como una forma de vida que tiene un mensaje coherente. 

Sin embargo, no quería que mis hijos se sintieran como yo me había sentido. No quería mentirles, quería respetar la tradición pero sin entrar en la mentira, en la humillación de después cuando te dicen, además, «que ha sido por ti para que tuvieras ilusión» (yo ahora tengo ilusión y sé la realidad del asunto así que no creo que tenga nada que ver una cosa con la otra)

Los Reyes Magos tras ser madre

Las primeras navidades como madre no estaba nada preocupada porque tenía un bebé de tres meses y pensaba que esto sería más fácil de lo que yo pensaba si actuaba con naturalidad y siguiendo los principios que mi marido y yo pensábamos que eran los mejores para nuestro bebé. 

La realidad es que un bebé no nos planteó ningún problema sobre el tema, aunque abrió la caja de Pandora sobre el tema de los regalos, la cantidad, la gestión y demás temas que no siempre se han visto apoyados por la familia. No de malas, sino por tener ganas de participar y dar su amor en forma de regalo. Pero eso da para otro post. 

Fue pasando el tiempo y ampliamos la familia, mucho. En ello seguimos. Los niños crecieron y empezaron a tener relaciones fuera de la familia y ¡sorpresa! Empezaron a hablar con los amigos del cole, con los profes, con personas ajenas a la familia y comenzamos a ver que había cosas a las que nosotros teníamos que darles respuesta, si no, lo harían otros. 

Nosotros en casa habíamos hablado de que los Reyes Magos son una tradición cristiana del mundo occidental en el que durante la noche del 5 al 6 de enero nos dejaban, a través de los Pajes Reales, algún detalle para recordar que un día nació un niño y le llevaron lo mejor que tenían. 

La historia a nosotros nos da tranquilidad porque no mentimos, aunque sé que tampoco estamos diciendo la verdad. Al final los niños hablan entre ellos y llegan a creencias que son personales y que todos, aunque sean pequeños, debemos respetar bajo mi modo de verlo. 

Así que elegimos no mentir pero tampoco hablar de más ni sentar cátedra. Son niños y, cuando estén preparados, nos lo harán saber a través de preguntas o cartas. 

Y esto no consiste en que unos lo hacen bien y otros lo hacen mal. No. Las creencias de cada uno son personales, de cada uno y hay que respetarlas todas: creyentes, no creyentes, los que dicen la verdad desde el principio, los que ocultan, los que no decimos y devolvemos la pelota con una pregunta “¿tú qué crees?”… 

Lo que no me parece respetuoso con los niños

Sé que es una noche mágica y que los niños no necesitan demasiado para tener desarrollada su imaginación. Sé que a muchas personas mi perspectiva les puede parecer edulcorada y que tampoco termino de posicionarme. Pero yo prefiero no mentir a mis hijos, permitir que ellos decidan qué creencias quieren tener y, poco a poco, a medida que su cerebro se plantee cosas, estar ahí presente para ayudarles a entender el mundo. 

Sin embargo hay cosas que no me gustan de estas fechas y no me van a gustar por mucho que intenten justificármelas. 

Sé que es relativamente fácil decirle a un niños “si no te portas bien, los Reyes no te van a traer nada” pero no es respetuoso con ellos.

Se fundamenta en una mentira y en un chantaje con una vara de medir totalmente subjetiva que depende, única y exclusivamente de nosotros, de cómo estemos y de cómo interpretemos que se están portando los niños -con nuestras expectativas montadas en nuestra cabeza y la realidad a nuestros pies-.

Sé que muchas familias empiezan ya en agosto con el tema de los Reyes para controlar el comportamiento de los niños y no, no me parece respetuoso. ¿Qué harás cuándo sepa la verdad? O mejor aún, ¿qué harás desde el 7 de enero hasta agosto/septiembre? Ahí no tienes fuerza para decirle nada sobre los Reyes, te has quedado cojo en tus argumentos… 

Siempre les digo a mis hijos que traten a los demás como les gusta que les traten a ellos. A mí no se me ocurriría decirle a mi marido que si no se porta bien (¿qué es portarse bien?) los Reyes no le van a traer algo. Es absurdo y se reiría en mi cara. 

Tampoco se lo diría a mi jefe, a mi vecina o a mi madre… Entonces, ¿por qué sí a los niños? Porque queremos controlar el comportamiento, hacer que sean sumisos, obedientes y se estén quietos, ¡pero son niños!

Además, un niño que no se está comportando de determinada manera nos necesita para gestionar su comportamiento, ser su modelo, ayudarle a entender el mundo y a ser respetuoso con los demás. 

Conclusiones

Si no los tratamos con respeto, si chantajeamos con los regalos para que se porten “bien” es posible que cuando sepan todo, se sientan humillados, manipulados y tengan deseos de venganza, falta de confianza con nosotros, se haya creado distancia… 

La magia de la Navidad no es esa, piénsalo tranquilamente. Estar en familia, el calor del hogar, las risas y los momentos compartidos. Y sí, los regalos. Regalos que hacemos a nuestros hijos para decirles de muchas formas que los queremos, que escuchamos lo que desean, sus ilusiones, sus ganas de compartir con el mundo, de crecer, de soñar…

Debería dar igual si reciben un regalo o cinco, si hay un cepillo de dientes o un pijama para dormir. Lo importante, lo que debe de llegar siempre es nuestro mensaje de amor, amor infinito. Ese que nos hace querer ser nuestra mejor versión con ellos, reflexionando, decidiendo, errando, pidiendo disculpas y caminando a su lado mientras ellos, con ilusión, crecen. 

Hasta aquí el artículo de hoy, espero que os ayude sobre el tema de los Reyes Magos y poder aportar mi propia visión. Deciros que hagáis lo que hagáis, sois geniales y vuestros hijos también. Disfrutad de la magia del día de Reyes, del roscón, de la familia y del regalo que sus Majestades de Oriente traerán también para vosotros (porque algo nos traerán, digo yo). 

Y si necesitas que hablemos a nivel personal,

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Un abrazo y gracias por estar aquí, 

Y si quieres escuchar el podcast, te lo dejo aquí mismo:

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