Los jóvenes, el sexo y la educación

FECHA

Esta semana está siendo noticia el tema del “juego del muelle” (si no sabes lo que es, te animo a que leas a la Boticaria García, que lo ha explicado recientemente junto a 7 tipos de enfermedades que pueden coger nuestros jóvenes) y, con independencia de si es un bulo o es verídico, también me gustaría aportar mi granito de arena en el tema.

El sexo siempre está presente

Que somos seres sexuales se ve desde que nacemos. Nacemos con sexo, masculino o femenino, y es algo con lo que convivimos desde el principio.

Pero según van creciendo nuestros tiernos bebés, empiezan a interesarse por su aparato genital, la exploración normal, el descubrimiento del placer, las preguntas “incomodas” para los padres…

Y en la adolescencia se producen muchos cambios hormonales, físicos, psicológicos y emocionales que hacen que sea una época complicada, en muchas ocasiones, para todos, pero especialmente para los padres, que suelen preocuparse por temas relacionados con la sexualidad: la información, la falta de información, el exceso de información, las primeras veces, embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, y un largo etcétera.

¿Y qué podemos hacer?

  • Recuerda tu adolescencia y lo que te preocupaba o interesaba en aquel momento.

Es cierto que los tiempos van cambiando, que internet hace que los chicos y chicas tengan al alcance de un clic mucha información, pero no siempre es cierto lo que leen.

Piensa que llega un momento en el que es normal que los chicos y las chicas se interesen por el sexo, el placer y el deseo. No están locos ni son promiscuos, es biología humana en un intento de hacer que nuestra especie no se extinga.

  • Habla con tus hijos de sexo

Sabemos que los chicos y las chicas en esta etapa de la adolescencia tienden a escuchar más a sus amigos que a los padres, por lo que deberíamos haber formado, desde el principio, a nuestros hijos en materia de sexualidad.

La información que no les demos nosotros la buscarán en otro lado, ¿prefieres hablarle tú de métodos anticonceptivos o que sea internet el que le diga lo que “funciona” y lo que no?

  • Educa en la responsabilidad sexual

Y, para ello, deben conocer las enfermedades de transmisión sexual a las que se exponen si deciden mantener relaciones de riesgo. También háblales de la posibilidad de embarazo, de las consecuencias que podría tener para su vida tanto tenerlo como no tenerlo. Que sean conscientes de que el sexo, siendo algo placentero, entraña riesgos para su salud o para su vida si no toma las medidas adecuadas.

Además, deberíamos hablar con ellos sobre el alcohol y la pérdida de control que en muchas personas provoca. Muchos jóvenes (y no tan jóvenes) beben alcohol y pierden el control de sus actos, sin tener presente que cada acto en la vida tiene consecuencias y, en ocasiones, no es posible volver atrás y reparar el daño.

  • La importancia de saber decir que no

Es fundamental que los niños aprendan a decir no y a no dejarse chantajear por “eres un cobarde” o “eres una frígida”. Para ello es vital que tengan bien trabajados aspectos como el autoestima y la confianza en sí mismos.

También es importante que nuestros hijos acepten la negativa de los demás. Porque el “no” de los demás también hay que respetarlo.

  • No hagas que el sexo sea un tabú

Y, por último y como consejo personal, el tratar el tema del sexo como algo tabú no nos ayuda a nadie. Aún hay quien piensa que hace años, en otra época, los chicos eran de otra forma, pero yo no creo que sea así.

Simplemente, al tener menos “libertades” (sexuales y también de salir de casa) se casaban antes para poder disfrutar, pero los instintos y la biología se mantienen con independencia de la época en la que vivamos.

En resumen

La información sobre el sexo y la sexualidad no debería darse únicamente en casa o en el colegio. Los niños y las niñas deberían tener información verdadera sobre la sexualidad desde que comiencen a preguntarnos cosas (en el colegio o en casa).

No consiste en engañar a los niños u ocultarles cosas. Consiste en ir proporcionándoles la información que demandan adecuándola a su edad, con el fin de que entiendan que el sexo, siendo una cosa buena y natural, no se puede utilizar en contra de la voluntad de otro (ni si ellos dicen que no), que deben decidir en qué momento están preparados para asumir la responsabilidad de sus actos y que encuentren en nosotros la confianza de poder hablar con naturalidad sobre el sexo y todas las dudas que tengan.

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