A menudo me encuentro con padres que desean tener hijos más pacientes y no saben cómo conseguirlo. Educar en la paciencia es todo un reto, un reto que se mantiene en el tiempo y que requiere, precisamente, de paciencia.
Sí, los niños no nacen siendo seres pacientes pero es algo normal y propio de nuestro instinto de supervivencia. Nuestro hijo no ha tenido un reloj en nuestro vientre y no ha sentido nunca la sensación de hambre, el proceso de digestión o cambios de t morra tira. Por eso, intentar que los bebes sean pacientes y aguanten tres horas para tomar el biberón o mamar es un sufrimiento tanto para padres como para los niños. También es normal que les falte paciencia cuando les hacemos el cambio de pañal al sentir diferente temperatura o cuando los dejamos durante un ratito en la cuna solitos.
Más adelante nos encontraremos con problemas que no son puramente de necesidades biológicas, sino emocionales. Los niños tienen muy desarrollado el cerebro primitivo pero no tanto el neocortex (proceso largo en los primeros años de vida) por lo que son seres emocionales que expresarán su alegría con gritos de júbilo y su tristeza con un llanto inconsolable.
Si quieres que tu hijo sea paciente, acompáñalo. Al principio necesitará que estés aquí y ahora y, poco a poco, irá viendo que siempre estamos, que siempre atendemos sus necesidades y será capaz de comenzar a esperar, teniendo la certeza de que volvemos y atenderemos aquello que nos reclamaba.
Por cierto, a lo largo de todo el proceso, no olvides hablar mucho con tu pequeño, explicarle las cosas con paciencia, sin gritos ni malas formas. El diálogo os mantendrá unidos mientras que los malos modos solo conseguirán destruir la confianza. Además, si tú eres paciente y dialogante, será la mejor forma de educarlo en la paciencia.
Un abrazo y gracias por estar ahí,