¿Cuántas veces les decimos a los niños «te vas a caer», «deja eso», «ten cuidado», «eres muy pequeño», «no toques»…? Es frecuente escuchar estos comentarios cuando estamos, por ejemplo, en el parque junto con otros padres y niños… Siempre nos parece que nuestros hijos son demasiado pequeños para hacer cosas solos, sin nuestra ayuda, sin nuestra presencia.

A veces podría parecer que los padres somos imprescindibles cuando, realmente, nuestros hijos quieren ser independientes de nosotros, hacer las cosas por sí mismos, conseguirlo con sus recursos y esfuerzo. No hay nada que tenga más valor que el hecho de conseguirlo por ti mismo.

Os voy a dejar un cuento para que reflexionemos con él. Los cuentos encierran numerosas enseñanzas y seguro que este cuento os encanta.

El niño que pudo hacerlo, por Eloy Moreno

Dos niños llevaban toda la mañana patinando sobre un lago helado cuando, de pronto, el hielo se rompió y uno de ellos cayó al agua. La corriente interna lo desplazó unos metros por debajo de la parte helada, por lo que para salvarlo la única opción que había era romper la capa que lo cubría.

Su amigo comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero al ver que nadie acudía buscó rápidamente una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas.

Golpeó, golpeó y golpeó hasta que con-siguió abrir una grieta por la que metió el brazo para agarrar a su compañero y salvarlo.

A los pocos minutos, avisados por los vecinos que habían oído los gritos de socorro, llegaron los bomberos.

Cuando les contaron lo ocurrido, no paraban de preguntarse cómo aquel niño tan pequeño había sido capaz de romper una capa de hielo tan gruesa.

-Es imposible que con esas manos lo haya logrado, es imposible, no tiene la fuerza suficiente ¿cómo ha podido conseguirlo? -comentaban entre ellos.

Un anciano que estaba por los alrededores, al escuchar la conversación, se acercó a los bomberos.

-Yo sí sé cómo lo hizo -dijo.

-¿Cómo? -respondieron sorprendidos

-No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.

Eloy Moreno. Adaptación de un cuento popular.

Incluido en “Cuentos para entender el mundo”

Los adultos, las personas de confianza y referencia para los niños, en muchas ocasiones, no confiamos en sus habilidades, en que puedan conseguir sus propósitos, sus metas. A veces, más que apoyar sus iniciativas de superación, lo que hacemos es crear en ellos un sentimiento de inseguridad que, si nos lo hicieran a nosotros, no nos gustaría nada escuchar.

Y, a veces, la historia puede ser aún más cruel, cuando, tras el fracaso del niño escuchamos al padre o madre (o cuidador en general) ese famoso «te lo dije». ¿No os suena esta historia? Intentemos cambiar con nuestros niños. Intentemos confiar en ellos, permitir que se midan y descubran, desde pequeños, sus limitaciones personales pero no se las pongamos nosotros. Dejemos que exploren, con seguridad, por supuesto, el mundo, que sepan hasta dónde pueden llegar por sí mismos. Permitamos les que no se pongan barreras con la tranquilidad de tenernos detrás, apoyándolos y animándolos a seguir intentándolo. En definitiva, la vida es un continuo aprendizaje, donde lo importante es levantase cuando caemos y nunca dejar de intentar consejo nuestros sueños.

Un abrazo y gracias por estar ahí.

Os dejo el libro en el que podéis encontrar el cuento de “El niño que pudo hacerlo”. Se trata de un enlace afiliado, si tenéis cualquier duda, podéis leer el Aviso Legal de la página. ¡Gracias!