¿Qué ocurre cuando en plena rabieta nosotros también nos enfadamos? Que tenemos doble problema porque debemos gestionar nuestro enfado y el del pequeño.
Así que, para conseguir afrontar estos momentos de tensión desde la calma, en esta píldora te resumo 8 puntos claves que debemos tener en cuenta e intentar evitar por tu bien y el de tu pequeño.
1. No lo ignores
Por favor, no ignores a una persona que lo está pasando mal.
Es tan pequeño que no puede explicarte lo que está sintiendo emocionalmente por dentro, no encuentra las palabras, no tiene un vocabulario tan amplio como para poder manifestarlo.
Empatía, compasión, comprensión, de verdad que lo necesita.
2. No le grites
¿Cómo quieres que deje de gritar si tú le hablas a gritos? ¿Qué enseñanza le estás transmitiendo?
Solo conseguirás ponerle más nervioso.
Una rabieta, como cualquier otra dificultad, supone una oportunidad para aprender a ser modelos de buenas conductas y mostrarle cómo puede ir adquiriendo esas habilidades sociales y de vida.
Enséñale a tener paciencia, tolerar, respetar, acompañar y tener calma.
3. Evita los sermones
En medio de una rabieta es muy difícil dialogar con los niños porque su cerebro ha desconectado la parte racional y está en plena emoción (frustración, enfado, cabreo monumental) y hablar así es complicado.
Serenidad, no es un caprichoso, no quiere machacarte, no ha venido a este mundo a hacerte la vida imposible, de hecho, lo hemos traído a este mundo pensando lo contrario, ¿verdad?
4. Respeta su espacio
Es importante estar con presencia activa (fuera teléfonos y distracciones), estoy aquí si me necesitas, pero no sostener, agarrar o abrazar a no ser que te lo pida.
5. No cedas ante la rabieta
Es importante que entendamos que los límites son necesarios, no estamos coartando a nuestros hijos.
Tiene que haber límites y normas, cosas que no le vamos a poder permitir.
Es fundamental hablarle mucho, aunque parezca que no escuche, explicarle que las cosas hay que dialogarlas, llegar a acuerdos, pactos… verás como poco a poco lo irá comprendiendo.
6. No te contagies de su rabia
Sé que es complicado y que requiere de muchísimo autoconocimiento y autocontrol.
En esos momentos puede aparecer nuestro yo pequeño, que quizá no fue tratado con el respeto y la amabilidad que en su momento necesitaba y se contagia de la emoción.
Intenta controlarlo y atiende a tu hijo siendo el adulto que necesita.
7. No te lo tomes como algo personal
En plena rabieta es frecuente que nos lo tomemos como un ataque hacia nosotros, un chantaje.
También es habitual sentir juicio, fracaso, miedo…
Vamos a intentar no tomárnoslo como algo personal, es posible que tenga su propio motivo por el que está enfadado, intentemos ver más allá.
8. Nunca le pegues
No se pega a los niños bajo ningún concepto, ¡al igual que no se pega a nadie!
La violencia solo genera más violencia, no lo olvides.
Para finalizar...
Te recomiendo no perder la calma, intenta empatizar con él o ella, descubre qué quería conseguir e intenta llegar a un acuerdo -o, al menos, valida sus emociones-.
Espero que estos consejos te sirvan de aliento y ayuda a la hora de afrontar estas explosiones emocionales de los más pequeños. Sobre todo, quiérelo/a mucho, ofrécele abrazos (respeta si no los quiere), baja a su altura, mira sus ojillos e intenta averiguar qué le ocurre y cómo puedes ayudarle.
Nunca des cosas por hecho, quizás pienses que te está retando pero en su interior puede que se esconda algo más profundo como un miedo, una inseguridad, un deseo de pertenecer, de contribuir, de sentirse visto y querido.
Habrá cosas en las que podrás ceder y otras que, por su seguridad, las normas familiares o de tráfico, tendrá que asumir, pero siempre podrás explicárselo, ¿a que sí?
Es una etapa más, de verdad, todo pasa y nosotros habremos sido sus modelos de buenas conductas para gestionar sus emociones.
¿Qué tal lleváis la gestión de las explosiones emocionales en casa? ¿Te resulta difícil ver qué se esconde tras cada una de las rabietas? Si te apetece, déjame tu experiencia en los comentarios, me encantará leerte y poder orientarte para que consigas gestionar mejor las rabietas de tus peques.
Un abrazo y gracias por estar aquí,