Alentar o alabar, esa es la cuestión

FECHA

Es frecuente en los talleres presenciales u online que tengamos un pequeño debate sobre el tema de las alabanzas o los elogios a los niños. En Disciplina Positiva hablamos de la importancia del aliento, pero nos cuesta mucho interiorizarlo y, es frecuente que muchas familias se queden un poco bloqueadas cuando les digo que abusamos del «muy bien».

«¿Y no se puede decir?» – me preguntan. A ver, todo con sentido y con intención. Por eso escribí esto hace un tiempo que compartí en el boletín y que ahora comparto con vosotros. Si quieres apuntarte, puedes hacerlo pulsando aquí

? ¿Qué es el aliento y por qué debemos dejar las alabanzas?

El aliento, al contrario que el elogio o la alabanza, intenta infundir valor a las personas. De esta forma, enseñamos a los niños que el resultado no es lo importante.

¿Recordáis cuando nos podían un problema de matemáticas y teníamos todo bien salvo el resultado final? Pues cuando nos valoraban el ejercicio casi bien salvo por el resultado (esa última suma siempre se podía atragantar, ¡con lo fácil que era!) lo que nos estaban dando era «aliento». Realmente nos decían «te has esforzado mucho y lo has hecho casi bien» por eso tienes casi la nota completa.

Cuando, sin embargo, no nos miraban el proceso sino el resultado, cuando solo valoraban el producto final, sentíamos que no éramos capaces, que era injusto y que todo el esfuerzo no había merecido la pena.

El elogio o la alabanza es como alimentar a los niños con golosinas. Una, de forma puntual, no es dañina, pero si continuamente les damos golosinas, terminaran con un tremendo dolor de barriga, caries y siendo adictos al azúcar.

La motivación interna no se consigue mediante el «muy bien» o «qué buen chico eres que lo has hecho cómo yo quería».

¿Cómo te sentaría que tu pareja te dijera que «está muy contento/a porque has hecho esto como te ha dicho»? Igual no te hace gracia

Sin embargo, cuando nos dicen «gracias por tu ayuda», «tú esfuerzo ha merecido la pena» o «lo has resuelto tú solo», estas respuestas te empoderan, te hacen sentir capaz y que el protagonista de las acciones eres tú.

? ¿Y el «muy bien»?

¡Ay! El «muy bien» es adictivo y, si lo usáis con los niños veréis como ellos esperan nuestra aprobación y que les demos nuestra opinión sobre todo lo que hacen.

Los niños tienen a decirnos «pero, ¿está muy bien?».

Si quieres empezar a dejar de decir «muy bien» no hace falta que lo elimines de tu vocabulario, hace falta que lo dosifiques. Quizá hay muchos momentos en los que puedes dejar que sean ellos los que opinen sobre su trabajo.

Por ejemplo, han hecho un dibujo y nos preguntan «¿está muy bien?» y podríamos decir «sí, está muy bien» (fin de la conversación). O bien podríamos decir «¿a ti qué te parece? Cuéntame, ¿qué colores has utilizado?» (y tenemos conversación con nuestros hijos/sobrinos/nietos/alumnos).

No consiste en ser padres de piedra o padres ordenador. No, no es eso. Consiste en intentar que no dependan de las opiniones externas, sino de la suya interna. Es como cuando nos decían nuestros padres «si tu amigo Juan se tira por un puente, ¿tú también lo haces?»

Vamos, que las golosinas para un evento puntual. Y alimentarlos con fruta, ¡siempre! Sobre todo, que el mensaje de amor incondicional llegue siempre independientemente del resultado.

Hasta aquí el post de la semana, espero que te haya ayudado a ver las diferencias entre el aliento y la alabanza. Puedes ir a un taller de Disciplina Positiva y aprender muchas más herramientas y recursos para educar sin gritos ni castigos ni premios ni chantajes, sino desde el aliento, la cooperación, el respeto mutuo, la libertad, la responsabilidad y tantas cosas que nos gustaría aportar a nuestros pequeños grandes tesoros.

Y si quieres que veamos tu caso particular, puedes contactar conmigo con una asesoría familiar.

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Un abrazo y gracias por estar ahí,

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