Por favor, no ridiculices a tu hijo (ni en público ni en privado)
Puerta de una clase, en un colegio pequeño, familiar. Las madres se acercan a recoger a sus niños, de tres añitos, que esperan sentados en una elipse pintada en el suelo.
Puerta de una clase, en un colegio pequeño, familiar. Las madres se acercan a recoger a sus niños, de tres añitos, que esperan sentados en una elipse pintada en el suelo.
Estamos todos –o casi todos- ya inmersos nuevamente en el colegio, adquiriendo los ritmos y rutinas que se perdieron durante el verano, ese paraíso en el que desconectamos y recargamos las baterías para afrontar los cursos con alegría, ilusión y muchas ganas de aprender.