¿Por qué es tan importante el auto-cuidado y por qué las madres lo practicamos tan poco?

FECHA

Dice el refrán que “en casa del herrero, cuchillo de palo” y muchas veces ocurre. Me ocurre a mí, te ocurre a ti y nos ocurre a muchas. Somos mujeres, profesionales y madres. Normalmente, esto último es lo que llega más tarde y, sin embargo, nos coge con tanta intensidad que vivimos por y para nuestro bebé.

¡Y no es para menos! Un bebé llega para enseñarnos lo que es verdaderamente importante y cambiar nuestras prioridades. Y eso es bueno peeero… no podemos olvidar la persona que somos, nuestros sueños e ilusiones.

Sí, lo sé, yo también he estado en ese momento en el que pensé “mi vida ahora es mi bebé” y es genial poder dedicar tiempo a la crianza, sobre todo si el cuerpo te lo pide. Poco a poco cada ente irá cogiendo su camino: el bebé se dará cuenta de que es un individuo en sí mismo y tú tendrás necesidades de tomarte un té en soledad, leer un libro, ir a clases de zumba porque te encanta bailar, retomar las clases de inglés, volver al trabajo…

Todo tiene su tiempo, es verdad. Y si podemos respetar los ritmos es maravilloso porque no se frustra nadie: ni el bebé ni la madre.

El auto-cuidado, nuestra asignatura pendiente

Las madres, a veces, somos muy acaparadoras y tendemos a pensar que nadie lo va a hacer como lo hacemos nosotras. En eso llevamos razón: nadie lo hará igual, pero puede ser igualmente valido y correcto, ¿o no?

Que el bebé reciba el masaje con crema primero por la espalda y luego por la barriga no es tan fundamental, reconócelo.

Yo también pensaba que si no estaba en casa los niños no sabrían qué hacer, me echarían de menos, llorarían… y dejé de lado mi cuidado personal, mi momento de desconectar para conectar conmigo misma. ¿Y sabes qué? Que estaba agobiada, tenía un nivel de auto-exigencia demasiado elevado y no era mi mejor versión, os lo aseguro.

La realidad es que todos necesitamos un ratito al día para estar en calma. No implica que sean cuatro horas cada día fuera de casa, de tu marido y de tus hijos. No, no es eso.

Implica hacer algo que te gusta de verdad, que te viene bien hacer (deporte, ganchillo, lectura…) y que hace que tus pilas se recarguen de energía.

La jarra, una imagen para entender el auto-cuidado

Igual si os transmito una imagen todo se entiende mejor. Imagina una jarra con agua. Esta jarra eres tú y el agua es el amor que puede ofrecer a tu marido, a tus hijos, a tus padres, a tus mascotas…

Ahora imagina que tienes unos vasos a tu alrededor: tu marido hoy no ha tenido un buen día en el trabajo y te cuenta sus emociones mientras tú, escuchas atenta y le das amor (en tu imagen deberías de echar un poco de agua en un vaso). Tu hijo mayor está emocionado por el partido que ha jugado en el patio con sus compañeros y tú, nuevamente, le escuchas, le apoyas… (ahora, vierte agua en otro vaso). Un amigo te llama porque está preocupado por su padre que tiene principio de Alzheimer y no sabe qué pasos debe seguir, necesitaba hablar con alguien y tú siempre estás dispuesta a escuchar… (más agua para otro vaso). El bebé está empezando a caminar y se frustra cada vez que cae, así que ahí estás tú, siempre alentándolo a que se levante, crea en sí mismo y continúe practicando… (más agua…)

La jarra se ha gastado. No tiene agua. Has gastado la que tenías y no son las siete de la tarde. Ahora tu carácter puede estar afectado, ¿lo notas? Además, por si fuera poco, acaba de entrar un e-mail del trabajo, pero mira, lo mirarás mañana porque hoy no estás de humor.

¿Cómo recargamos nuestra jarra?

A veces no se necesitan grandes lujos. A mí me recarga la energía un té calentito mientras los niños aún duermen. Prefiero levantarme diez minutos antes y tener ese ratito para empezar la mañana de otra forma y no con prisas que me estresan ya desde primera hora.

Desde hace un tiempo, viendo que necesitaba cuidarme para poder cuidar en condiciones, me apunté a clases de yoga. Está agendado y lo cumplo. Es un rato mío para conectar conmigo misma, practicar deporte, relacionarme con otros adultos y ampliar mi círculo de amistades. Además, se crea una energía muy bonita.

También aprovecho momentos en los que estamos mi marido y yo para salir a correr, aunque los abuelos también ejercen fenomenal, en estos momentos para liberar energía dándole a la zapatilla.

Hay quien recarga su jarra escuchando música, bailando, teniendo una cita “de novios”, saliendo al cine o haciendo una sesión de cine en casa, escribiendo, cocinando, leyendo…

Hay muchas opciones, solo tienes que ver cuál es la que se ajusta a lo que tú necesitas y cómo lo puedes cuadrar con tu familia.

Sin olvidar que les enseñamos a nuestros hijos la importancia de cuidarse por dentro y por fuera, y, sobre todo, a sentirse bien con ellos mismos y con los demás. Porque estando «en calma», todos gestionamos mejor nuestras emociones, nuestros conflictos internos y externos, nuestra vida a fin de cuentas, ¿verdad?

De autocuidado hablamos largo y tendido en los talleres de disciplina positiva. Si aún no sabes si esta metodología es para ti, te animo a que vengas mañana a las 10.00 (hora Madrid) a la Charla online introductoria. Aún quedan plazas para el taller del sábado 20 de enero, pero no te despistes que vuelan. Y si te apetece hacer la formación de seis semanas (la mejor para ir poquito a poco), también nos queda alguna plaza.

Y vosotras, ¿qué tal lleváis el auto-cuidado? ¿cómo recargáis vuestra jarra?

Un abrazo y gracias por estar aquí,

P.D. Hoy hemos abierto la Comunidad Educar en Calma, espero que le eches un vistazo y te espero dentro con charlas, talleres y mucho auto-cuidado ?

Si deseas implementar la educación humanizada con tus hijos, reserva tu llamada sin compromiso

El primer paso lo das tú

Comienza aquí con la Educación Humanizada